miércoles, 7 de enero de 2015

Lover Divided - Capítulo 22

Phury vio cómo su hermano se marchaba, dejando atrás a Nabilah.
Tohrment se despidió de ella y salió corriendo de allí. Sabía a qué se debía. Podía olerlo desde la biblioteca.
- Nab.
Ella se giró hacia él y su confusión y su dolor eran obvios en su rostro.
Abrió los brazos y ella no dudo. Fue hacia él, dejándose envolver por su abrazo, para que el la pudiera consolar.
No lloro, porque su hembra era demasiado fuerte para eso, pero la mierda que acababa de hacer Z le había hecho daño.
De hecho, estaba pensando en buscar a su gemelo y aclararle las ideas – a golpes. La idea cada vez sonaba mejor.
Sip, definitivamente era algo que debía hacer.
Miro a Nabilah y le acaricio la cara con ternura.
- ¿Estas bien, leelan?
- Sí.
- Vale. Voy a ir en busca de Z, ¿de acuerdo?
Nabilah lo miro con algo de sospecha en la mirada.
- ¿Por qué?
- Porque no puede huir cada vez que hay algo de intimidad entre nosotros. Lo que ha pasado es intenso, sí. Pero somos adultos y debemos afrontar lo que pasa entre nosotros, como tal. Además, no debería de estar luchando aun. No cuando todavía se está recuperando de… lo nuestro.
Ella desvió la mirada y se sonrojo.
- No quiero quedarme sola. Parece que todos… huyen de mí.
Phury coloco un mechón de su pelo, detrás de su oreja. Necesitaba ese contacto físico. Por insignificante que fuera.
- Es por tu olor. Yo y Z, formamos parte de ti ahora.
- ¿Así que les repelo? Genial.
Lo dijo con una pequeña sonrisa, por lo que Phury sabía que iba medio en broma. Le dio un suave beso en la frente.
- Se acostumbraran.
- Sera mejor que me quede en la habitación, o en el túnel.
- Se acostumbraran.
- Eso ya lo has dicho.
- Porque es verdad.
Le cogió la cara entre sus manos.
- y si te sientes rechazada u ofendida o incomoda con su actitud, vienes a mí. ¿De acuerdo?
- Vale.
- Bien.
La beso con suavidad, pero ella quería más y así se lo dejo saber. Profundizo el beso y enterró las manos en su pelo.
Minutos después, se separaron, ambos sin aliento.
- Ve. Busca a Z.

*-*-*

Zsadist jugaba con su daga mientras paseaba por los callejones de Caldwell. Arriba, abajo. Arriba, abajo.
Y repetir hasta el aburrimiento.
No se había encontrado ni a un solo anti. Solo a varios civiles y algunos prepotentes de la glymera.
Pero ni un puto anti.
Algo que era jodidamente raro.
Estaba en el filo de la cuidad, donde empezaban las naves del polígono industrial. El mismo lugar donde los antis habían tenido un almacén y habían disparado a V, pero alcanzaron a Kihara.
Igual los bastardos aún seguían por aquí.
Sintió la presencia de su hermano justo antes de adentrarse en el laberinto de naves y dejo caer la cabeza.
Pillado.
- ¿En serio estabas a punto de meterte ahí sin refuerzos? Sin avisar a nadie.
- Te tengo a ti, ¿no?
- Z, ¿en qué coño estás pensando?
Se encogió mentalmente ante la elección de palabras de Phury. La respuesta era demasiado obvia.
Sin una palabra más, comenzó a andar, sabiendo que su hermano le seguiría.
Y así fue.
Phury llamo a alguien por teléfono, probablemente Tohr, y les dejo saber dónde estaban.
Sacudió la cabeza. No lograba olvidarse de Nabilah, ni deshacerse de su olor.
De su sabor.
Estaba impregnada en su piel.
La manera en la que su sexo lo envolvía…
Mierda.
Tenía que centrarse.
Su hermano le dio una palmada en el hombro y cuando Z lo miro, tenía un dedo contra sus labios. Apuntó hacia delante y fue entonces cuando Zsadist lo vio.
Unos 7 o 8 antis entrando en una de las naves, juntos.
Asegurándose de mantener una distancia prudente, los siguieron. Los antis desaparecieron de vista pero esta nave tenía una escalera de incendios, que daba a una puerta en lo que probablemente era una segunda planta. Subieron en el más absoluto silencio y abrieron la puerta con cuidado.
Santa. Mierda.
Docenas de antis se congregaban delante de lo que parecía un escenario.
Y encima de ese escenario…
Muhrder.
Con una rubia despampanante al lado y micrófono en mano.

¿Pero qué cojones estaba pasando aquí?

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