Nabilah abrió los ojos despacio, disfrutando de lo dolorida que
estaba. Sus dos machos la habían usado pero bien. Y a ella le encantaba. Les
había dado placer, los había vuelto loco, y los dos habían hecho lo mismo con
ella.
La habían tomado en posturas inimaginables, aunque ninguno la había
penetrado por detrás, por ese lado prohibido pero excitante a la vez.
Se mordió el labio, deseando haber quedado embarazada. Seguramente al
servir a dos machos, habría más probabilidades, ¿no?
Zsadist y Phury se habían marchado al amanecer, cuando la necesidad de
ambos había ido terminando. Se les veía exhaustos y necesitaban algún tiempo
para recuperarse. Lo entendía. Aunque dolía que no quisieran quedarse junto a
ella.
No importaba. En unas horas se aseguraría de que estaban bien
descansados y habían comido algo.
Se levantó para meterse en la ducha y sonrío al pensar todo lo que
habían hecho debajo del agua. Sus machos tenían unas lenguas muy traviesas…
Le daba un poco de vergüenza salir de su habitación, porque estaba
segura que todos sabían lo que había pasado en estos últimos días. Y si no, los
olores de vinculación que salían de ella, lo desvelarían.
Necesitaba hablar con los gemelos, averiguar qué pasaría ahora, pero
les daría algo de tiempo.
Quedaban unas horas para el anochecer, lo que quería decir que
probablemente todos se estarían preparando para la Primera Cena. Iría también.
No había hecho nada malo, nada de lo que avergonzarse.
Se esmeró mucho en arreglarse bien y se sobresaltó cuando llamaron a
la puerta. ¿Habría venido uno de sus machos a por ella, o quizás los dos?
Su corazón pego un brinco ante la mera idea.
Abrió la puerta con una gran sonrisa, que se esfumo rápidamente al ver
a Hollywood con el pequeño Dhraco.
- Hola doctora, eh…
Rhage se quedó mirándola y abrió mucho los ojos.
- Eh, no. No es nada. Me voy.
- ¿Rhage?
Jamás había visto al macho así. Era como si quisiera
huir de ella. Y lo hizo. Bajo las escaleras tan rápido que no lo pudo llamar.
Qué raro.
Cerró la puerta de
su habitación y siguió los pasos de Rhage, a velocidad más normal. Abajo en el
vestíbulo podía oír voces y pronto distinguió la de Zsadist. Se asomó a las
escaleras y vio que estaba discutiendo con Tohrment.
- Voy a luchar, quieras tu o no.
- Z, acabas de pasar por tu… no estás preparado.
Descansa un día y mañana…
- No.
Como si supiera que ella estaba ahí, Z giro la cara
hacia ella, pero no la miro.
- Tohr. Voy a salir. No puedo quedarme aquí.
*-*-*-*-*
Zsadist odiaba hacerle daño a su hembra, pero lo que
había dicho era la pura verdad.
No podía estar con ella bajo el mismo techo. Phury
se iba a quedar y no lo soportaba. Era salir a luchar o retar su hermano a un Rythe. No soportaba la idea de
compartirla. ¿O sí?
Ya no sabía ni que pensar.
Los días de su necesidad, ella les había seguido el
ritmo a la perfección, sin importarle lo exigentes que eran con ella. Y habían sido exigentes. A cual más.
Estos días atrás habían sido de los mejores en su
vida, y si, era consciente de lo retorcido que sonaba eso. Por esa misma razón
tenía que irse. Era capaz de repetirlo a pesar de ya no tener su necesidad.
¿Y si la habían dejado preñada? Joder.
No podía pensarlo. Era demasiado.
Se froto la cara y trato de ignorar el hecho de que
Nabilah bajaba las escaleras y cada vez se acercaba más. Y Tohrment cada vez se
alejaba más.
¿Qué demonios?
Inhalo, oliendo los olores de vinculación de Phury y
el mismo, en ella. El mejor jodido olor del mundo. Aunque no tanto para sus hermanos. Ahora entendía porque Hollywood había bajado
las escaleras como loco.
Joder, vaya mierda. Si un olor de marcaje ya era
intenso y repelente para otros machos, dos olores mezclados, serian casi
imposibles de soportar.
- ¿Zsadist?
Nabilah se colocó a su lado, tratando de llamar su
atención.
- No puedo hacer esto ahora.
El ácido olor de su sufrimiento lo persiguió hasta
el túnel. Pasaría de la Primera Cena y se iría al ZeroSum. Que Phury se
encargara de consolarla.
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