El agua caía en cascada alrededor de ellos y lo
único que pudo hacer fue mirarla a los ojos. Joder, pero su chica estaba buenisima,
y la magnitud de lo que estaba haciendo por él...
Bueno mierda.
Le debía muuuuucho.
Él sostuvo sus caderas fácilmente en su lugar cuando
ella trató de mecerse hacia adelante y atrás, y él sonrió ante su gemido
frustrado.
- ¿Por qué no te mueves?
- ¿Qué prisa tienes, cara?
- Gah! Eres exasperante.
Él la penetro de golpe, inesperadamente, haciéndola
jadear.
- ¿Lo soy?
- Oh, Dios. ¡Sí! Lo eres. ¡Muéveteeeeeee maldita
sea!
- ¿Asi?
Salio de ella casi por completo antes de penetrarla
con fuerza una vez más, enterrándose en su húmedo sexo.
- ¡Elvar!
- ¿Qué pasa cara?
Él mordisqueó su mandíbula a la vez que comenzó a
moverse con empujes superficiales y lentos que no le daban suficiente fricción.
Sin embargo, sus desesperados maullidos y gemidos lo tenían a él, al borde del
orgasmo. Ella lo agarró del pelo y tiró de su cabeza hacia atrás con fuerza
haciéndole gemir.
- Follame. Ahora.
Muy bien.
Sus caderas se movieron hacia atrás y adelante ante
su orden y ambos gruñían con cada penetración profunda. Joder sí.
Sus colmillos eran tan largos que no podía cerrar la
boca, pero sí que podía besarla. Qué fue exactamente lo que hizo. Podía sentir
su núcleo contraerse a su alrededor y sabía que ella estaba cerca. Incrementando
la velocidad bombeo duro, un dentro-y-fuera constante hasta que la tenia de
nuevo lacia entre sus brazos.
- Grita para mí cara.
Y ella lo hizo. Su nombre cayó de sus labios con tal
facilidad que era como si lo hubiera gritado siempre, y vaya si eso no hacía
que se sintiera todo un macho.
Ella estallo en un clímax tres veces más, alrededor
de su polla hasta que finalmente Elvar no pudo soportarlo más.
- Joder. Eres. Mía.
Con un gruñido salvaje se vació dentro de ella, llenando
sus paredes internas con su esencia, reclamándola como suya en un baile tan
antiguo como el mundo. Bombeo y bombeo hasta que estuvo seguro de que ella le
había sacado cada gota y apenas podía sostenerlos. Presionó su espalda contra
la pared y Hope se quedó sin aliento, probablemente por lo fríos que estaban
los azulejos. Apoyó la cabeza en el hueco de su cuello.
- Sólo dame un minuto.
- Vale.
Podía sentir su sonrisa contra su oído y besó la
piel de su cuello. Y así si más, el Señor Feliz ya estaba duro de nuevo,
creciendo dentro de ella. Su suave gemido le dijo que ella lo deseaba tanto
como el a ella. Pero esta vez, cuando él la tomara, sería como macho vinculado.
Él quería que fuera jodidamente perfecto. Cerro el grifo, salió de la ducha y
los envolvió en una enorme toalla.
- ¿Tienes frío cara?
Ella sacudió la cabeza y se mordió el labio, haciéndolo
gruñir de nuevo.
- Llévame a la cama.
- Sí, señora.
Ella sonrió feliz mientras él la tumbo y comenzó a
moverse con una lentitud insoportable. La estaba volviendo loca. Su cabeza se
movía de lado a lado sobre la almohada y sus uñas arañaron a lo largo de su
espalda con fuerza.
- Elvaaaar.
Él esparció besos a lo largo de su clavícula
mientras perezosamente bombeaba dentro y fuera, hasta que de pronto, el mundo
dio la vuelta y se encontró boca arriba.
¿Cómo diablos había ella logrado eso?
- Basta de juegos, caro. Si no me das lo que
necesito, ya lo tomo yo.
- ¿Ah sí?
Movió sus caderas hacia arriba, casi levantándola de
la cama y vio como sus ojos se cerraron.
- Me perteneces ahora, cara. Así que incluso si me
tienes inmovilizado sobre a la cama, yo puedo darte más placer de lo que nadie
te ha dado.
- ¿Ah sí?
Su ceja se arqueó de manera juguetona mientras
trataba de mover sus caderas.
- Oh sí. Ya lo veras… te lo pienso demostrar ahora
mismo.
Hope se rio, pero pronto su risa se convirtió en
gemidos cuando Elvar le mostró cuán experto era, incluso mientras ella lo
mantenía inmóvil sobre la cama.
* - * - * - *
Horas más tarde Hope no podía dormir. Ya casi había
salido el sol de nuevo, lo que significaba que habían estado haciéndolo durante
toda la noche. Habían terminado en la cocina en un momento dado, porque bueno,
tenían que comer. Y entonces él le había mostrado la casa a su manera. Lo
habían hecho en el mostrador de la cocina, en el sofá de la sala, sobre el
escritorio de la oficina. Incluso en las escaleras. Hasta que habían terminado
de nuevo en su dormitorio.
El macho tenía A-G-U-A-N-T-E.
Tanto, que estaba deliciosamente dolorida en todos
los lugares correctos. Y ahora él estaba más que dormido, mientras que ella no lograba
conciliar el sueño.
Observó a Elvar durante un tiempo, sintiendo tantas cosas
que ella no estaba segura de cómo procesarlo todo. Renunciando al sueño, ella
bajó las escaleras, pensando que tal vez debería llamar a casa. Su padre y su
tío V probablemente estaban flipando ahora mismo. Su mahmen, no tanto, ya que sabía que Hope podía cuidar de sí misma,
pero aun así... La cosa era que su tío sería capaz de rastrearlos desde donde fuera
que ella llamara, así que ella no podía coger el teléfono y llamar. Los correos
electrónicos también eran rastreables y las cartas por correos eran condenadamente lentas. Si tan sólo pudiera hacer que su tío estuviera de su
lado...
Hunter.
Su hermano tendría que ser el
que la ayudara.
Pero ella esperaría hasta Elvar estuviera despierto
para hacer la llamada, a pesar de que iba en contra de todo lo que ella era.
Iba en contra de su naturaleza el consultar con nadie sobre algo que quería
hacer.
Pero bueno había otra cosa de la que se tenía que
encargar, y no podía ver ninguna razón para esperar. Elvar le había dado una
tarjeta de crédito que la Hermandad no sería capaz de rastrear y le había dicho
que comprara todo lo que necesitaba. Ella sonrió mientras comenzó a hacer
arreglos para esa misma noche.
Cuando todo estuvo organizado, ya era por la tarde y
estaba agotada así que se quedó dormida en el sofá. Para ser despertada poco después.
La mirada en el rostro de Elvar no tenia precio, y
sostenía su esmoquin en la mano. Un regalito que ella había dejado en su
habitación.
- ¿Te importa decirme a que viene esto?
Ella sonrió ampliamente.
- ¡Nos vamos a casar!
- ¿De qué demonios estás hablando?
- Estoy hablando del hecho de que en aproximadamente
una hora un sacerdote viene hacia acá para unirnos en sagrado matrimonio.
- ¿Te has vuelto loca?
- No. Te dije que esto era lo mejor que podíamos
hacer después de vincularnos.
- ¿Una boda humana? ¡Pensé que estabas bromeando!
- Ah, bueno, ¡perdóname por querer salvar tu culo!
- Hope, ¿qué coño, cara? Lo agradezco más que cualquier otra cosa, pero ¿de verdad
crees que tener una boda humana salvará mi culo de cualquier cosa que la
Hermandad decida hacerme?
- ¡Sí! Y si no, la reina intervendrá. Ella hizo que
Wrath se casara con ella al estilo humano, así que ¿por qué no podemos nosotros
hacer lo mismo?
- ¡Mierda! No sé, ¿tal vez porque a Vishous no le
importara una mierda cuando me despelleje vivo? O espera, tal vez Manny quiera
hacerme una lobotomía, sin anestesia.
- Oh, Dios mío Elvar, ¿qué diablos crees que son en
mi familia, monstruos?
- No, pero sé que son jodidamente protectores de sus
hembras. Y tú eres una de ellas.
- Sí, y tú me protegiste de ese gilipollas, ¡así que
eso te hace igual que ellos! ¡Gilipollas!
Ella se marcho enfurecida. ¿Cómo se atrevía a no
apreciar todo lo que estaba haciendo por él? Se encerro en la habitación de
invitados, donde estaba su vestido de novia, todo pedido de una tienda cercana.
Lo que hacia el dinero…
Y pensar que había sentido excitación al pensar en
su boda. ¡Vaya gilipollas estúpido!
Cogió su móvil y desactivo el GPS, aunque no estaba
segura de que eso evitaría que su tio los pudiera encontrar. A la mierda. Elvar
era tan idiota que se merecía que la Hermandad lo encontrara.
Marcó el número de su hermano y esperó.
- Hola.
- Hola hermano mío.
- Hope, ¿dónde coño estas?
- Cálmate. Estoy bien, estoy a salvo.
- Santa mierda. ¿Estás segura? Dime dónde estás, voy
a ir a por ti.
- Hunter, necesito que hagas algo por mí. Necesito
que hables con Wrath y le pidas que conceda la inmunidad a Elvar.
- ¿Estás loco? ¡Casi mata a un macho!
- ¿Casi?
Su sangre se helo en sus venas. ¿Vix no estaba
muerto?
- Me tengo que ir. Por favor, no le digas a nadie
que llamé. Te quiero hermano.
Colgó y desactivado su teléfono, sacándole la
batería. Necesitaba decírselo a Elvar.
Un golpe en la puerta la sobresaltó y se sorprendió
al encontrar Elvar, que llevaba el esmoquin que le había comprado, puesto.
- El sacerdote está aquí.
- Escuchar Elvar...
- No. Por favor. Yo... quiero disculparme. No me
esperaba que hicieras todo esto. Por mí. Me cuesta entenderlo.
- Elvar.
- Quiero casarme contigo. De verdad que si. Quiero
estar vinculado a ti y casarme contigo y hacer una ceremonia de emparejamiento
como la Virgen Escriba manda. Así que por favor, vístete y cásate conmigo ¿Por
favor?
Ella asintió con la cabeza.
Una vez que estuvieran
casados y los humanos se hubieran marchado, ella le diría que había llamado a Hunter
y que Vix estaba vivo.
Sólo tardo un par de minutos en
estar lista, ya que el vestido era de seda y era fácil poner. Y de quitar. Ella
nunca usaba maquillaje y su pelo estaría mejor suelto así que, voilá. Material
de novia al instante.
Ella respiró hondo y trató de ignorar la sensación
de malestar que se asentó en su estómago al pensar en la llamada telefónica con
Hunter.
Cuando llegó a las escaleras, supo por qué.
Hunter tenía a Elvar agarrado por el cuello. Un
movimiento y le arrancaría la cabeza de inmediato.
- Hunter, suéltalo.
- Hola hermanita. Me alegra ver que estás bien.
- Suéltale.
- No lo creo. Él va a venir con nosotros.
- ¿Nosotros?
Ella se dio la vuelta ya sabiendo a quien iba a
encontrar.
Vishous los había encontrado después de todo.
- Hola sobrina. Es un asco cuando se apaga el GPS y aun
así soy capaz de encontrarte, ¿verdad?
La espera merece la pena, además de que me permite comentar primero. Ay que ver con la familia que difícil es todo...
ResponderEliminarEspero con ansia el bendito jueves que me animas no sabes cuanto.
Hila sjoukje�� hace tiempo no q no comentaba....eres genial!!!! Me encanta�� eva
ResponderEliminarAdoro tu historia!!!
ResponderEliminarContinuala!!!
No puedo esperar