Nabilah estaba viendo una peli en la sala de juegos
con Kihara y Lohrena cuando vio a Tohrment hablando agitadamente por el móvil.
No sería nada por lo que preocuparse, excepto que cada dos por tres, la miraba
a ella.
Aunque si hubiese algún herido y necesitara su
ayuda, la llamaría para que se preparase, ¿no?
El rey bajó al vestíbulo y Tohr fue hacia él,
hablándole sobre… ella. O eso parecía. Igual solo era paranoia.
- Nabilah, ¿estás viendo la película?
- Shh, quiero escuchar.
- ¿El qué?
- Lo que Tohr le está contando al rey.
Las demás también intentaron escuchar.
- No se entiende, creo que habla de los gemelos. Y…
no tiene sentido.
- ¿Qué, que ha dicho, Kihara?
- Ha dicho algo de un cohntehst.
Nabilah sintió ganas de vomitar.
- ¿Se lo contaste a alguien?
- ¿Si conté el que?
- ¡Lo que viste! ¿Se lo contaste a alguien?
- Ah bueno si…
- A mí. Me lo contó a mí.
- Ay por la Virgen. Lohrena, ¡te dije que no se lo
contaras a Rhage!
- Es mi Hellren,
¿cómo no se lo iba a contar?
Nabilah se levantó. Obviamente no podía confiar en
las hembras que se suponía se habían convertido en sus amigas.
- Nab, espera. No puede ser lo que pensamos.
- Mira, voy a averiguarlo. Deádme.
- Oye, lo siento.
- ¿Crees que eso lo arregla? Con tu cotilleo has
hecho que dos hermanos se enfrenten Kihara. Te podías haber callado lo que
viste.
- No la pagues con ella Nabilah. Si no te hubieses
acostado con Phury… mientras coqueteas con Z…
- Sabéis que, me acosté con Z también. Así que
venga. Juzgadme, como queráis. Llamadme puta, o zorra o lo que os dé la gana.
Pero no voy a dejar que estos machos se enfrenten por culpa mía.
*-*-*-*
Entraron en el vestíbulo justo cuando Nabilah salía
de la sala de juegos. Y así como así, ya estaba duro por ella. Y por lo que
veía, su hermano también.
De puta madre.
V había hablado con Tohr para que preparase al Rey y
poder hacer el cohntehst, porque no quedaba duda de que eso era lo que tenían
que hacer.
La ignoró como pudo, cosa que era difícil ya que se
colocó delante de los dos.
- ¿Podemos hablar? ¿Los tres?
Zsadist no habló. Pero Phury, siendo el macho de
valía que era…
- Ahora no Nabilah. Tenemos que hacer… algo de la
Hermandad.
Zsadist bufó.
- ¿Te crees que soy tonta? No vais a hacer ningún
cohntehst por mí.
Volvió la cara hacia ella. Tenía los brazos en jarra
y estaba enfadada. Muy enfadada.
- Quiero hablar esto en privado. Por favor.
Phury lo miro, a punto de asentir, pero Z cruzó los
brazos.
- Pues habla. Estamos en familia, ¿no?
Inconscientemente quería hacerle el daño que ella le
había hecho a él, acostándose con su hermano.
Nabilah se sonrojó y bajó la mirada antes de tomar
una gran respiración y enfrentarse a ellos.
- No vais a hacer un cohntehst, porque no pienso
quedarme con el ganador. No voy a elegir entre los dos. Os deseo a los dos. Y
si no puedo teneros, no me quedo con ninguno. Sí, me acosté con los dos, y no
puedo decir que me arrepiento porque por primera vez en mi vida sentí una
fracción de felicidad. Jamás quise haceros daño, ni crear una brecha entre los
dos, así que si no podéis aceptar el hecho de que yo… soy así, creo que será
mejor que me vaya.
- No puedes irte.
- No te vas a ir.
Compartió una breve mirada con su hermano. Harían lo
que fuera por protegerla… pero compartirla… eso era mucho pedir.
- Nabilah, no puedes marcharte. Muhrder aún está ahí
fuera y…
- Con todos mis respetos mi Rey, creo que he abusado
de su generosidad, permitiéndome quedarme aquí. Si Muhrder me encuentra, estoy
segura de que lo que sea que me haga, va a doler menos que esta humillación
pública.
- Quédate
unos días más. Puedo echar a estos dos, si lo deseas.
Odió la sonrisa triste que Nab mostró.
- No será necesario. Me quedaré, aunque sea para no
causar más problemas. Pero será en mi habitación. Estoy segura que lo
entendéis. Ahora si me disculpáis…
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