Zsadist se tensó y se separó
de ella de inmediato.
- ¿Qué haces?
- Besarte.
Nabilah se acercó de
nuevo a él y antes de que pudiera profundizar el beso, Zsadist se separó de
ella de nuevo, con la mirada llena de sospecha.
- ¿Porque?
- Porque quiero. Ahora
cállate y bésame.
Zsadist se quedó pasmado.
Nadie le hablaba así. Nunca.
Pero en cuanto volvió a
sentir sus labios sobre los de él, la separo de la puerta para rodearle la
cintura con los brazos. Nabilah gimió y bajo las manos a su trasero, clavándole
las uñas.
- Tranquila gatita.
Su polla, ya dura, se endureció
aun más y la apretó contra él, profundizando el beso y disfrutando de su sabor.
Un pensamiento lo
atravesó, dejándolo aturdido.
Phury ha probado su
sangre.
Supo que se volvería loco
si no la saboreaba de la misma manera. Sus colmillos, ya extendidos, crecieron aún
más. Beso su mandíbula y bajo hasta su cuello, donde podía sentir el latido de
la vena que iba directa hacia su corazón.
Necesitaba marcarla…
dejar su huella. Hacerla suya.
Sin tan siquiera pensar
en pedir permiso, sus colmillos penetraron su piel y chupo con fuerza,
deleitándose con su sabor.
*-*-*-*
Nabilah sintió como
Zsadist la mordió y se alimentaba de ella. No le importo lo mas mínimo. Al
contrario. Le pareció justo que después de haber alimentado a un hermano,
hiciera lo mismo con el otro…
De hecho se excito y
mucho al saber que ella los había alimentado a los dos, aunque no hubiese sido
a la vez.
Gimió suavemente.
Ese pensamiento formaba
parte de sus pensamientos más prohibidos. Era una fantasía recurrente y más
desde que conocía a Z y Phury. Aunque sabía que jamás podría pasar nada por el
estilo, debido a la naturaleza posesiva de los machos de su raza.
Podía sentir la polla de
Zsadist, dura y gruesa, apretando contra su vientre. Lo deseaba con una
intensidad desconocida, pero se contuvo.
No debía hacer nada, por lo menos hasta hablar con los dos y aclarar
esto que sentía.
Zsadist chupo con más
fuerza y metió la mano debajo de su blusa para pellizcar su pezón endurecido. No
le dio tiempo a decirle lo sensible que era, ya que el orgasmo la pillo
completamente desprevenida. Sorprendido, Zsadist cerró las heridas y la miro. Tenía
los ojos cerrados y la respiración agitada.
De repente sintió una ola
de mareo.
- Mierda. He tomado
demasiado. Necesitas alimentarte.
Asintió.
- Dame tu vena.
La cogió en brazos.
- Vamos a buscar a
alguien que te pueda…
- Zsadist, tu vena.
- No puedes… No puedo…
- ¿Porque no?
- Porque… nadie… desde
que salí del infierno de mi esclavitud, nadie se ha alimentado de mí.
- Ah. Vale, si claro. Lo
entiendo.
Sintió como Zsadist la
llevaba a su habitación y la tumbaba sobre la cama. Seguro que si dormía un
poco, se sentiría mejor… Escucho un gruñido y luego una orden.
- Abre la boca.
Se lamio los labios antes
de obedecer y pronto, el espeso liquido bajo por su garganta, dándole vida.
ahhh sigo emocionada!! me encantan estas historias ;)
ResponderEliminarQue bien!! :)
EliminarHummm... Muito bom ;P
ResponderEliminarHummm... Muito bom ;P
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