Lover Defeated - Capítulo 2

Elvar estaba en casa de Sophira disfrutando de algún tiempo con sus amigos.

Estaba un poco dolorido después del entrenamiento de anoche, pero estaba agradecido a los Hermanos que siempre dejaban que se quedara un poco más para poder entrenar un rato más. Incluso a veces, se quedaban con él y le daban consejos, cosa que realmente apreciaba.

Movió los hombros, haciéndolos crujir.

Sophira se estremeció ante el sonido, y lo miró con tristeza.

- Has cambiado.

- ¿Y eso es malo?

- No lo sé. Es que estas tan... diferente.

- Oh vamos Soph... sigo siendo el mismo, sólo un poco más grande.

- ¿Un poco?

Sus ojos se agrandaron mirando el ancho de sus hombros.

- Elvar, eres enorme. ¡Podrías ser un hermano!

Él soltó un bufido. Estaba claro que ella jamás había visto a un Hermano en su vida.

- ¿Y qué, no te gusto así?

Ella se sonrojó y él luchó contra el impulso de poner los ojos en blanco.

- Bueno, sí, pero...

- ¿Pero qué?

- Bueno, ya no pareces un médico. La gente en la clínica puede verse intimidada por ti, por tu tamaño.

- Y una mierda. Blaxton es más grande que yo y nadie tiene miedo de él.

Se levantó, necesitando otra bebida.

Ella evitó su mirada como la pequeña Newling tímida que era y se encontró deseando que ella fuera sólo un poco más como Hope.

Hope no se ruborizaría, ni evitaría su mirada. Ni guardaría silencio por temor a ofenderlo. No, ella no sería tímida o sumisa. Ella se enfrentaría a él con fuerza, como iguales.

Él echó un buen vistazo a Sophira. Ella era una enfermera en la clínica de Blaxton, donde él era médico, y había esperado ser de los mejores algún día.

Era dueño de la mitad de la clínica con su amigo, pero ahora, ya no estaba tan seguro de si eso era lo que quería. La necesidad de ayudar a su raza seguía ahí, pero ahora pensaba que tal vez podía ayudar de una manera diferente. Casi la mitad de pacientes que trataban eran ataques de lessers de todos modos. Así que si los ataques se detuvieran, también lo haría la cantidad de emergencias en la clínica.

Elvar bufo. Era casi divertido.

Había tenido toda su vida planeada. Iba a ser uno de los nuevos médicos de la raza, junto a su mejor amigo. Se emparejaría con Sophira y la haría su shellan. Viviría una vida feliz, normal y tranquila.

Sí. Claro.

Una noche estúpida, algo le había sucedido. Algo en lo que no quería ni pensar, no quería recordar, pero al mismo tiempo, nunca jamás podría olvidar.

Se había prometido a sí mismo que nunca sentiría tal miedo de nuevo. Y hasta ahora, no lo había hecho. Pero esa noche le había cambiado de maneras que nunca creyó posible.

En lugar de un médico, ahora quería ser un guerrero. Un soldado de la raza. Incluso si nunca se convertía en un Hermano, quería matar lessers. Quería mirarles a esos ojos sin vida, mientras los enviaba de vuelta al Omega.

Se frotó la mandíbula.

Su futuro no estaba tan claro en este momento. Lo único que sabía era que de ninguna manera iba a ser como lo había planeado. Elvar era un hombre completamente diferente ahora. Soph tenía razón. Él había cambiado.

Y cuando él se imaginaba emparejándose, ya no veía la cara de Sophira. Ya no veía su nombre en la espalda.

Nop.

Ahora veía a alguien que se parecía sorprendentemente a Hope.

Hope a su lado, luchando contra esos bastardos. El nombre de ella en su espalda.

Él miró a su copa de Chivas, y frunció el ceño. Debía estar más borracho de lo que creía.

Maldiciendo mentalmente, intentó olerse a sí mismo con discreción. No se había vinculado, gracias a la virgen.

Debido a que le había hecho una promesa a Soph y como el macho de valía que era, él tendría que mantener esa promesa, le gustara o no.

Se acercó y le besó suavemente la frente, por lo que ella se ruborizo, y Elvar recibió una sonrisa tímida. Tal vez si seguía por ese camino, él sería capaz de aferrarse a parte de su antiguo yo...

- * - * - * - *

Hope llegó a su habitación después de haber pasar algún tiempo con sus amigas. Joder, amaba esas hembras, realmente lo hacía, pero ahora que Jhade y Nalla tenían a sus bebés, simplemente no era lo mismo. Sólo había cierta cantidad de charla de pañales que podía soportar.

Ella estiró su cuerpo, sus músculos estaban doloridos de todos los ejercicios de la clase de hoy. Realmente le costaba seguir el ritmo cuando luchaba contra Vix. El macho era demasiado buen luchador.

Hope sintió como se excitaba y humedecía ante el mero pensamiento de él y de repente la imagen de Elvar luchando contra él, le vino a la mente.

Hmmmm...

Decidió una buena ducha haría maravillas para sus músculos doloridos y ya que estaba, bien podía cuidar de sí misma y aliviar esta calentura...

Había pasado algún tiempo desde que había estado con nadie y su cuerpo necesitaba relajarse.

Se desvistió lentamente, sensualmente, amando la sensación de sus manos sobre su propio cuerpo.

Ella era altamente sexual y no se avergonzaba de ello. Y aunque no compartía el amor de su tío por el BDSM, algo traviesa y curiosa sí que era en ese aspecto.

Se miró en el espejo, fijándose en que se parecía mucho a su mahmen, y tanto entrenamiento hacían que tuviera un cuerpo esbelto pero fuerte. Los pocos moretones obtenidos en las luchas de hoy, eran menores y se desvanecerían en un día o dos.

Sus pezones ya estaban duros y ella se los pellizco, lo que los endureció aún más. Se mordió los labios, sus colmillos extendidos y clavándose en la piel sensible.

Hora de ducharse.

Se puso bajo el chorro y se lavó y enjuago rápidamente, bajando el cabezal de la ducha. Lo movió por encima de su cuerpo, volviéndose a ella misma loca de deseo. Casi imaginando que se trataba de las manos de Elvar moviéndose sobre su cuerpo... o de Vix. No le importaba quien, no era demasiado exigente.

Elvar se había puesto duro por ella, eso lo sabía por experiencia.

Apuntó el cabezal hacia su sexo abierto, imaginándose como sería tenerlo dentro de ella, llenándola, moviéndose dentro y fuera...

Su respiración se volvió más agitada mientras trataba de imaginar su grosor, su tamaño. Cuando lo había sentido crecer con rapidez contra ella, aquella vez que le gano, ambos llevaban pantalón deportivo, pero largo, por lo que a pesar de que sabía que la tenía larga y gruesa, no sabía exactamente cuánto...

Su orgasmo fue intenso, mucho más que cuando ella fantaseaba sobre Vix, y simplemente siguió y siguió hasta que ella cayó contra las baldosas, agotada.

Abrió los ojos, tratando de recuperar el aliento.

Santa. Mierda.

¡Necesitaba más de eso!

Apuntando con el cabezal de la ducha a su clítoris hinchado y sensible, movió las caderas, preguntándose si Elvar sería capaz de darle similares orgasmos tan alucinantes en la vida real.

Se lo imaginó de rodillas delante de ella, su lengua profundamente dentro... o los dedos... o su polla...

Oh dulce Virgen Escriba.

Ella quería, no, necesitaba su polla, llenándola, haciéndola gritar, dándole placer… más del que jamás había conocido antes.

Oh mierda...

Ella tuvo que morderse el labio mientras su clímax se apoderó de ella. Apenas se aguantó sus gemidos, y jadeo hasta quedarse sin aire.

Mierda, casi había gritado, en voz alta.

Eso nunca le había sucedido antes.

Cerro el grifo y salió para secarse apenas manteniéndose en pie con las piernas tan temblorosas. Otro más y no se podría ni mover. Mientras se metía en la cama, otra imagen de Elvar invadió su mente y así como así, ella estaba lista de nuevo.

Tapándose con las sábanas, sus manos se movieron a su feminidad... iba a ser un largo, largo día si seguía pensando en Elvar así...