Trusting Lover - Capítulo 38

Rhage la dejo ir cuando se soltó y la vio sentarse en la esquina. Se sentía mucho mejor físicamente, aunque por dentro estaba destrozado.

- No me tengas miedo.

- ¿Qué eres?.

- Soy Rhage. Soy tu Rhage.

- Esa cosa que he visto fuera, no eras tú.

- Era parte de mí. Un castigo impuesto por la Virgen Escriba.

Con reticencia le contó el porqué de su maldición y ella se quedó callada durante un largo rato.

- Lo entiendo, pero aun así, me asusta.

- Jamás te haría daño.

Ella se mordió el labio y a pesar de la situación y a pesar de su estado, se puso duro. Ajena a su incomodidad, ella siguió hablando.

- Quiero… me gustaría… Esta noche voy a ir a ver a Havers. A Nabilah.

Se incorporó de golpe, haciendo que la cabeza le latiera con fuerza.

- ¿Por qué? ¿Te encuentras mal? ¿Él bebe está bien?

- Todo está bien Rhage, solo…

Se mordió el labio de nuevo. No sabía que decirle.

Pero Rhage no tenía un pelo de tonto.

- Mi maldición no es contagiosa.

Ella asintió.

- Necesito comprobarlo. Asegurarme.

- Esta bien, esta noche vamos.

Lohrena desvió la mirada.

- Yo ah… Le he pedido a Zsadist que me lleve, que me acompañe.

*-*-*

Lo había herido. Ese macho tan grande y fuerte estaba sufriendo por sus palabras. Pero era algo que necesitaba hacer.

Finalmente Rhage se dejó caer hacia atrás con un gruñido de dolor.

- Esta bien, pero que vaya Phury también. Y V. Y el poli. Y Tohr con los chicos.

Lohrena sonrió con tristeza.

- No puedo llevarme a la hermandad al completo. Con Zsadist y Phury estaré bien.

- Tahlly… Lohrena. Muhrder anda suelto. Necesito saber que estarás bien protegida. Por lo menos deja que vayan Vishous y Butch también.

Asintió.

- Está bien.

Se quedaron en silencio un rato.

- Siento haberte distraído antes, fuera. Por mi culpa se escapó el anti.

Silencio.

- No te preocupes.

Más silencio.

- Siento no haberte contado antes lo de mi maldición. Siento no haberte preparado y siento haberte asustado.

Silencio.

- Me dirás lo que sea que te digan en la clínica.

- Sí, claro.

- Bien, gracias.

Se dio la vuelta visiblemente dolorido y se quedó dormido.