sábado, 17 de mayo de 2014

Lover Adored - Capítulo 10

Rhage camino por el pasillo hacia la habitación de su hija.
Tenía que hacer las paces con ella. Tenía que sacar la cabeza de su trasero y pedirle disculpas.
Él totalmente podía hacer eso. Cualquier cosa para volver a estar bien con su niñita.
Sí, hablaría con ella, le haría ver que Ahgony no era bueno para ella. Ella se merecía mucho más.
Dulce Virgen pero si aún podía recordar el día que Marissa les contó que había una pequeña huérfana en Safe Place. Una cosita media humana, de unos 2 añitos, a la que habían encontrado en el medio de la nada, caminando por una calle, sucia y sola. Los padres no estaban por ningún lado - él lo debía saber, la Hermandad había patrullado esa calle durante semanas debido al aumento de actividad de lessers.
El olor de las lágrimas de Mary, cuando se dirigieron a Safe Place aún le ardía en la nariz. No sabían qué esperar, pero sabían que estaban más que preparados para ser padres. Y puesto que su Mary no podía tener ningún crió, por lo de la enfermedad que había pasado en su vida ADH (antes de Hermandad), habían acordado adoptar cuando la oportunidad surgiera. Y había ocurrido. Después de esperar durante tanto tiempo...
En cuanto Marissa puso a la niña en los brazos de Mary y ella sonrió hacia él, supo que  la cría iba a volver con ellos a la mansión.
Y entonces Mary había puesto el pequeño bulto en sus brazos.
Amor puro y desinteresado había llenado cada fibra de su ser cuando él la miro. Sus ojos se habían llenado de lágrimas, a pesar de que estaba parpadeando mucho para que no derramaran. Cuando ella apretó su dedo pulgar con esa diminuta mano, sucedió la cosa más asombrosa; Sabía que haría cualquier cosa por ella. Le daría todo lo que ella quisiera. Mataría a cualquier persona o vampiro que le hiciera daño.
A partir de ese día, ella era su dueña. Casi tanto como su Mary.
Y ahora, todos estos años después, ella lo odiaba porque quería protegerla.
Se frotó la cara y se quedó inmóvil cuando un olor de vinculación desconocido llenó sus fosas nasales. Miró a su alrededor frenéticamente tratando de localizar la fuente. ¿Habían violado el perímetro de seguridad de la mansión?
En ese preciso instante, el puto Ahgony salió de la habitación de su niña.
Un macho completamente vinculado.
Ah infiernos no.
Maldita sea no.
Ese hijo de puta, de mierda, maldito bastardo!
¡Joder no!
Su respiración comenzó a cambiar rápidamente y sabía lo que venía. Sabía que no podría cambiar dentro de la mansión, pero ya nada podía parar esto. No después de lo que acababa de ver.
Su control se había roto. Y Ahgony estaba justo en su camino...

*-*-*-*-*

Ahgony cerró la puerta de Mariah con una gran sonrisa en su rostro.
Habían hecho el amor toda la noche y ahora ella estaba dormida, completamente saciada y con su olor por todas partes.
Se había vinculado por fin a ella.
Un suave pero amenazador gruñido le hizo detenerse en seco y oyó una respiración muy distintiva detrás de él.
Una que había llegado a temer y respetar.
Dos inhalaciones.
Una exhalación.
La bestia de Rhage.
Oh, mierda. Estaba jodido. No había manera de ocultar el olor de vinculación o de donde había salido.
Antes de que Ahgony se pudiera dar la vuelta para tratar de tratar de calmar al Hermano, oyó dos palabras con esa retorcida y distorsionada voz que Rhage y la bestia compartían.
- Fuera. Ahora.
Rhage lo agarró del cuello y lo empujó hacia adelante. Bajando las escaleras a trompicones, lo guió fuera de la mansión.
- Rhage tío, aun es de día!
En ese preciso momento, como si desafiando esa exclamación, las persianas subieron por la noche.
- Ya no. Mira tú qué suerte.
Fue empujado hacia afuera con una fuerte patada en la espalda y gruñó al caer.
Sintió, más que vio, el gran destello de luz brillante y al levantar la vista, Rhage se convirtió en maldito Godzilla ante sus propios ojos.
El rugido que la bestia dejó escapar era ensordecedor y Ahgony sabía que esto era.
El final de su vida. Se había convertido en Rhage-desayuno.
Yippee.
- ¿Rhage? ¡Que cojones, tio!
Vishous y Butch fueron los primeros en salir corriendo del Pit, con sus glocks en mano, listos para disparar a su enemigo inexistente. Porque claro, por qué otra razón iba a cambiar Rhage, ¿verdad?
Pues no.
La vinculación con la única hija de dicho Hermano también activaría a la bestia.
Quien lo iba a saber.
Rhagezilla les rugió, su cola balanceándose precariamente cerca de todos los coches. Incluyendo su propio GTO clásico de la vieja escuela.
- ¡Ahgony!
Butch se puso en cuclillas a su lado.
- Ahgs, ¿qué diablos está pasando? ¿Hay lessers en el perímetro o...?
Cuando el poli recibió una bocanada de su olor de vinculación, sus ojos se abrieron por la comprensión, y su murmurado ' oh mierda ', prácticamente lo resumía todo.
- V amigo, necesitamos Mary aquí, ya!
- Ahgony, Ahgony!
Mariah salió de la mansión corriendo, vestida sólo con un camisón fino. Eso ayudó a que levantara el culo del suelo.
- Mariah tahlly, vuelve adentro.
- ¡No! ¿Qué está pasando? ¡Dímelo!
- Nena...
Rhagezilla rugió de nuevo, probablemente al verla a su lado. Pero no atacaría a su propia hija ¿verdad? ¿Aún la reconocía? Seguro que sí... sabía que reconocía a Mary, así que...
Los Hermanos estaban saliendo de la mansión poco a poco, todos listos para atacar y se confundían cuando se daban cuenta de que no había amenaza. Por lo menos para ninguno de ellos.
Trataban de averiguar por qué diablos Hollywood había cambiado y la confusión en sus rostros hubiera sido cómica de no ser que estaba loco de preocupación por Mariah.
Entonces, por fin, Mary se abrió paso entre los machos caminando hacia su hellren. Gracias a la Virgen Escriba.
- Rhage ¿qué pasa? No hay ninguna amenaza aquí. Vuelve a mí. Vamos, ven. Vamos a hablar de esto.
La bestia rugió y fue casi como un gemido. Estaba herido. Resopló en dirección a Ahgony y Mariah se colocó delante de él, como si pudiera protegerlo. Siguió tratando de colocarla detrás de él, pero era un esfuerzo inútil. Al menos que la quitara de mala manera, ella no se dejaba mover. Hembra cabezona.
- Rhage mi hellren, vuelve a mí. Podemos hablar las cosas. No importa lo que haya pasado, esa es tu hija la que está ahí. Y, te guste o no, ese es el macho al que ama. Los dos tenéis que aceptar eso. Ahora vuelve a mí para que podamos hablar  Ahora, Rhage.

*-*-*-*-*

Mariah estaba delante de Ahgony mientras observaba a su Mahmen calmar a la bestia de su padre.
Estaba funcionando.
- Mariah nena ve adentro.
- No.
- Tahlly...
- He dicho que no, Ahgony.
Ella lo defendería. Sin importar lo que pasara.
Su padre dejó escapar otro de esos rugidos desgarradores. Miró en su dirección y ella sabía que tanto el macho como la bestia la amaban por igual. Incluso si no lo estaba mostrando de la mejor manera ahora mismo.
La bestia soltó un bufido y después de un brillante destello de luz, su padre cayó en la grava. Fue cubierto y llevado adentro por un par de hermanos rápidamente.
- ¿Qué mierda hiciste Ahg?
El tío de Ahgony, Zsadist fue tan borde como siempre. Pero ella no estaba dispuesta a dejarle caer solo.
- Se vinculó conmigo.
Zsadist arqueó una ceja mientras miraba de ella a su sobrino.
- ¿Tengo que traer a tu padre aquí?
- Ya estoy aquí Z. Wrath me llamo.
Zsadist asintió a su hermano gemelo y se marcho para entrar en la mansión.
- Hola Mariah.
- Hey Phury,
El Primale la miró a ella y luego a su hijo.
- ¿Ustedes dos estáis seguros de qué demonios estáis haciendo?
Los dos asintieron y Phury suspiró.
- Esta bien entonces, vamos a ir a ver si podemos meter algo de sentido común en Hollywood.
Dentro, Rhage ya estaba en pie, y con una bata que Fritz habría sacado de algún lado. El tiempo de recuperación era casi nada ahora que estaba acostumbrado al cambio. La miró y frunció los labios.
- Mariah, ve a tu cuarto.
- No. Lo que tengas que decirle a él, puedes decírmelo a mí.
- Confía en mí, no quieres escuchar esto.
Rhage se paseaba de un lado a otro en el vestíbulo, con el resto de los hermanos disimulando en los alrededores.
- He dicho que vayas a tu cuarto Mariah.
- No.
- Mariah, soy tu padre, así que haz lo que te digo, ve a tu habitación!
- No, ¡no lo eres! Tú no eres mi padre, así que si me quiero quedar aquí, lo haré. No puedes decirme qué tengo que hacer!

Los jadeos de los hermanos fueron ensordecedores en sus oídos mientras ella maldijo e inmediatamente se arrepintió de sus palabras. Cerró los ojos avergonzada, no quería ver la expresión de dolor en el rostro de su padre.

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