viernes, 11 de abril de 2014

Lover Sacrificed - Capítulo 62

Nalla por fin se quedó a solas con su mahmen mientras se preparaba para la ceremonia de su emparejamiento.
- Mamá, siento tanto no habértelo dicho antes.
- Está bien.
Podía oler la mentira obvia y abrazó a Bella, que empezó a llorar suavemente.
- Creí que confiabas en nosotros. O al menos en mí.
- Y lo hago.
- Pues no lo parece.
- Era algo que tenía que aceptar yo misma, por mi cuenta.
- Se lo dijiste a Rehv, pero a nosotros no. A mí, no. ¿Tienes alguna idea de lo mucho que duele eso, Nalla?
- Mamá, lo siento. No puedo explicarlo, lo siento de verdad y no puedo cambiar el pasado, pero a partir de ahora, necesito que seas parte de esto. Todos los días. No sé si puedo hacerlo por mi cuenta.
Bella la abrazó.
- Por supuesto que sí, estaré a tu lado en cada paso del camino. Estás perdonada, pero no vuelvas a hacer esto otra vez ¿vale?
- ¿Yo puedo ser parte de esto también?
- ¡Beth! Entra, por supuesto que puedes. Os necesito a las dos.
- Dios, pero estoy tan feliz! Nalla, eres como la hija que nunca tuve y ahora nos vas a hacer abuelas.
Beth abrazó a Bella, ambas muy emocionadas con la noticia. Y así sin más, todo estaba bien otra vez.
- Bueno, tienes que contarnos, ¿mi Darius se volvió loco cuando se enteró de que te estabas alimentando de otro macho?
Nalla se sonrojó pero su mahmen y su suegra tenían verdadera curiosidad.
- Oh, sí. Se volvió completamente loco.
Compartieron una sonrisa cómplice.
La ayudaron a vestirse y maquillarse para que pudiera estar lista para la ceremonia, compartiendo al mismo tiempo que las historias sobre Darius.
Pronto las chicas se unieron a ellas y estaban teniendo una tarde de chicas estupenda.
Nalla tomó un momento para simplemente absorberlo todo. Estaba a punto de emparejarse al macho al que amaba más que a nada y estaba rodeada de la gente a las que amaba.
La vida no mejoraba mucho más que esto...

* - * - *

Darius no sentía nervios mientras esperaba que la Virgen Escriba apareciera en la tumba. Estaba eufórico.
Había querido estar con Nalla desde antes de su transición. Había sentido algo por ella desde que podía recordar. Y ahora, por fin, después de tantos años, después de todo lo que habían pasado, él finalmente la haría su shellan.
Y tendrían una cría. Una hija. Ella le estaba dando su propia familia.
Zsadist había tenido una charla con él, amenazándole con cortarle los huevos si le hacía daño a su hija. D había sonreído.
- Hacerle daño a ella sería peor que hacerme daño a mí mismo. Z, no tienes nada de lo que preocuparte. La adoro, y pienso hacerla la hembra más feliz del mundo.
- Eso pensaba.
Y eso había sido todo. Ahora tenía a Z a su lado, esperando a la Virgen Escriba y a Nalla para completar la ceremonia.
La Hermandad llenaba este lugar casi por completo, ¿y teniendo a todos los demás en del hogar aquí?
Una auténtica locura.
Doc Jane había hecho sus pruebas y asegurado que estaba completamente sano, ni rastro del virus quedaba en su sistema. Todo estaba saliendo como debía... Contuvo el aliento cuando los hermanos se echaron a un lado para hacerle sitio a ella.
A través de la multitud vio como Nalla caminaba hacia él y su estómago se contrajo. Se sentía como si tuviera que ponerse de rodillas adorándola y pasar el resto de su vida agradeciendo a la Virgen Escriba.
Si ella no hubiera sabido la verdad sobre Penehlope y Feron...
Nalla tenía un brillo especial en su mirada al acercarse a él.
El vestido que llevaba era un modelo suelto de seda que se pegaba a sus curvas como una segunda piel. Estaba fascinado viendo tanta perfección.
- Es muy hermosa.
Se volvió para ver la Virgen Escriba detrás de el y sonrió.
- Sí que lo es.
Nalla se acercó y se inclinó hacia la madre de la raza.
- Es un honor Virgen Escriba.
- Que modales. Gracias hija. Ahora, ¿qué te parece si empezamos esta ceremonia de emparejamiento?
- Por favor.

- Este macho te pide que lo aceptes como su hellren, niña. ¿Lo aceptarás como propio si es digno?
- Oh, sí.
Nalla miro a Darius con una sonrisa.
- Sí, lo aceptaré.
- Guerrero, esta hembra te considerará. ¿Darás prueba de tu valor por ella?
- Lo haré— la profunda voz de Darius resonó en la Tumba.
-¿Te sacrificarás por ella?
- Lo haré.
- La defenderás contra aquellos que pretendan hacerle daño?
- Joder si. Eh quiero decir, si, si lo haré.
- Dadme las manos.
Ambos obedecieron, sin necesidad de que se les recordaran las reglas de cómo hablar y actuar en torno a la Virgen Escriba.
- Ah, sí, este sí que es un buen acoplamiento. Uno de los mejores que he visto jamás. Ustedes dos están hechos el uno para el otro. Y ya estáis bendecidos con una cría.
Sus manos fueron soltadas y la Virgen Escriba se levanto la capucha, sonriéndoles.
- Estoy tan feliz de que las cosas han ido para bien y tenéis mi bendición.
Wrath, hijo de Wrath, puedes continuar con el resto de la ceremonia.
La Virgen Escriba desapareció en ese momento y Darius simplemente no pudo evitarlo, acerco a Nalla a él y la besó hasta dejarla sin sentido, sin importarle que tuvieran una audiencia.
- Hijo, no tan rápido. No has terminado.
La diversión en la voz de Wrath era evidente.
Él no le quitaba los ojos de encima a Nalla mientras se desvistió y se puso de rodillas para que pudieran grabarle la espalda.
- ¿Cuál es el nombre de tu shellan?
- ¡Su nombre es Nalla!
El Rey fue el primero, y con la ayuda de su hermano Matt, le grabo la letra N.
- ¿Cuál es el nombre de tu shellan?
- ¡Su nombre es Nalla!
Zsadist hizo la A.
- ¿Cuál es el nombre de tu shellan?
- ¡Su nombre es Nalla!
John era el siguiente para tallar la primera L.
- ¿Cuál es el nombre de tu shellan?
- ¡Su nombre es Nalla!
La siguiente L fue hecha por Rehv.
- ¿Cuál es el nombre de tu shellan?
- ¡Su nombre es Nalla!
La última A fue grabada en su piel por Ahgony.
Respiró hondo cuando el agua salada se vertió sobre los cortes frescos y soporto bien el dolor. Pasaría por esto todos los días si eso significaba que tenía a Nalla a su lado.
La mirada orgullosa en su rostro le daba ganas golpearse el pecho como un gorila y mostrar sus plumas como un pavo real, todo al mismo tiempo.
Sintió como secaban su piel con la tela blanca y Zsadist le entregó la caja para que él se la pudiera ofrecer a Nalla.
El corazón le latía con fuerza en el pecho. Sabía que ella aceptaría la caja, ella lo aceptaría a él, pero esto era un momento tan importante...
Estaba colocado por la felicidad cuando se arrodilló frente a ella y sostuvo la caja delante de él para que ella lo pudiera aceptar o rechazar.
Ella la tomó con una gran sonrisa y lágrimas en los ojos y se inclinó para darle un beso.
- Te quiero hellren mío. Mi amor, mi príncipe, mi rey.
Darius se levantó y agarró su cintura para atraerla hacia él.
- Te amo mi shellan. Mi amor, mi princesa.
La besó una y otra vez. Besos dulces que prometían mucho más.
- Mi reina. La reina de mi corazón.

* - * - * - *

Nalla suspiró contenta cuando Darius - su hellren- la depositó con cuidado sobre la cama.
Ella había comido demasiado, había bailado hasta que le dolían los pies y se había reído como no había reído en años.
Había estado contenta de dejar que Darius la llevara en volandas - literalmente – diciéndoles a todos que necesitaba descansar.
Los bufidos conocedores de los hermanos la habían hecho sonrojar, pero no le importaba y había dejado que él la llevara a su dormitorio.
Y aquí estaban.
- ¿Cómo te sientes mi amor?
- Mejor que nunca.
- ¿Puedo ofrecerte algo, quieres algo?
- Sólo a ti.
Él le sonrió.
- A mí siempre me has tenido Nalla. Soy todo tuyo.
Oyeron un ruido sordo en la habitación de al lado y Darius frunció el ceño.
- ¿Quieres que le diga que no forme tanto escándalo?
- Nah, es sólo Ahgony. ¿Cuánto ruido puede hacer él solito?
Le acarició el pelo.
- ¿De verdad no te importa que sea mi Ahstrux Nohtrum?
- ¿Cómo me va a importar, cuando su único trabajo es mantenerte a salvo? Aunque me revienta que eso signifique que él no puede estar con Mariah. Igual que tú y yo, esos dos pertenecen el uno al otro.
- Si él la ama ni la mitad de lo que yo te amo a ti, encontrará una manera de estar con ella. Ahora dejemos de hablar de ellos...
Ella observó con asombro como Darius dejo de caer el pantalón ceremonial y se quedó completamente desnudo ante ella. A su vez, ella movió los tirantes de su vestido por sus hombros, lo dejó caer al suelo en un charco a sus pies y salió de él, sólo para ponerse de rodillas delante de él.
- ¿Nalla?
- He estado deseando saborearte de nuevo, nallum.

Sin dejar que él dijera nada más, ella lo tomó en su boca, mostrándole sin palabras, lo mucho que lo había extrañado.

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