miércoles, 19 de marzo de 2014

Trusting Lover - Capítulo 25

Lohrena se pegó todo el día y la noche siguiente, pendiente a Rhage. Le tapaba cuando temblaba de frio, le secaba el sudor de la frente, le daba alka-seltzer cuando lo necesitaba. Era un capullo y un mentiroso y aún estaba dolida y enfadada por lo que había visto en el club, pero era el padre de su hijo. Y al contrario que Muhrder, él la quería proteger, la quería convertir en su Shellan y criar a su hijo juntos. Por muy enfadada que estuviera, no podía dejarlo sufrir. Y si era sincera, necesitaba la protección que él y la Hermandad podían darle. Si Muhrder realmente había vuelto a por ella... necesitaba ser protegida, tanto ella como su hijo. Rhage gruñó y se agitó un poco por lo que Lohrena se acercó, quitándole el pelo de la cara. Abrió los ojos y el azul intenso de su mirada le llego al alma.

- Hey, ¿cómo estás?
- Bien. Mejor.
- Tus hermanos están muy preocupados por ti.
- Siempre lo están. No... No he hecho daño a nadie ¿verdad?

Lohrena frunció el ceño. Como iba a hacerle daño a nadie cuando estaba claro que el que había sufrido todo el daño, era él.

- No, claro que no.

Rhage suspiró aliviado.

- Necesito una ducha.

Su estómago rugió.

- Y comida.
- Ve a ducharte que yo llamo a Fritz. ¿Qué te pido?
- Lo de siempre, él sabrá lo que es. Y lo que quieras para ti.

Rhage se levantó de la cama desnudo y Lohrena contuvo un jadeo. Y las ganas de seguirle y meterse en la ducha junto a él. Rhage ya estaba mucho mejor, su cuerpo ya no estaba pálido y débil. Todo lo contrario. Sacudió la cabeza cuando la puerta del baño se cerró, quitándole la vista de ese enorme tatuaje que cubría toda su espalda, y ese trasero...
Fritz. Tenía que llamar a Fritz.

Rhage salió del cuarto de baño sintiéndose notablemente más humano... o bueno, vampiro. Sonrió cuando vio a Lohrena en medio de la habitación, rodeada de bandejas de comida. 
¡Mía! 
No estaba seguro de querer comer nada... Lohrena estaba más que apetecible... Lo miró y abrió mucho los ojos al verlo desnudo. Anda... no se había vestido. Que despiste... ups. Su polla se endureció bajo la mirada de ella y se sacudió pidiendo atención, al ver que Lohrena no desviaba la mirada y se lamia los labios.

- ¿Ves algo que te gusta?


Lohrena lo miró, sacudió la cabeza y se sentó en la cama, ignorándolo mientras él recuperaba fuerzas con los platos que le había traído Fritz.

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