- Gracias Kihara, ya estoy yo aquí. Seguro que John
te anda buscando.
El tono de Rhage indicaba que había escuchado parte
o todo de lo que habían hablado y Kihara se puso colorada como un tomate. Se
despidió murmurando antes de salir corriendo por el pasillo.
- ¿De qué estaba hablando Rhage?
- Nada que deba preocuparte.
- Es... ¿es por lo de tus ojos?
Rhage suspiró.
- Si, tiene algo que ver, pero te aseguro que estas
segura conmigo. No os hare daño jamás.
- Ya...
- Ven, entra en la habitación. Tienes que descansar.
- No voy a quedarme contigo. Como le he dicho a
Kihara, prefiero quedarme en la jaula.
Rhage intentó disimular el gesto de dolor.
- Estarás más segura conmigo, puedo protegerte. De
todas formas cuando completemos la ceremonia de emparejamiento, no tendrás más
remedio que quedarte aquí.
- No quiero. No pienso emparejarme contigo.
El miedo se le había pasado y había vuelto su
enfado. Rhage estaba al límite por su propio miedo, miedo por ella, por el
crio... por Muhrder.
- Me importa una mierda lo que tú pienses. No vas a
tener un hijo ilegitimo mío. No estando yo aquí. Esta criatura es tan mío como
tuyo y tú serás mi Shellan antes de que acabe esta semana.
Lohrena aqueó una ceja y levantó la barbilla.
- Eso ya lo veremos.
Rhage abrió la puerta de su habitación y la empujó
dentro con suavidad.
- No quiero pelearme contigo. Tengo que irme,
quédate aquí. Por favor.
- A dónde vas.
- Cosas de la Hermandad.
- ¿Las mismas cosas que ayer?
- Lohrena...
- Tengo derecho a saberlo. Si voy a ser tu Shellan,
tengo derecho. ¿Vas a ir a follarte a otra guarra?
Lohrena dio un paso hacia atrás cuando vio que sus
ojos brillaron blancos. No sabía de qué iba la maldición que había mencionado
Kihara, pero intuía que cuando los ojos de Rhage brillaban así, no era por nada
bueno.
- No Lohrena. Voy a buscar a Muhrder y a luchar
contra su ejército de antis. Voy a proteger a la raza como hago todas las
noches. Y créeme cuando te digo que odio follarme a esas tías. Si hubiera otra
manera... pero es mi cuerpo el que manda. No yo.
Lohrena bufó y él se acercó a ella.
- No tienes ni puta idea Lohrena. Y si me follo a
esas tías, es para proteger a mis hermanos.
- Ya. Eso no tiene ningún sentido.
- No lo tendrá, pero es así.
Rhage fue hacia el armario, cogiendo sus dagas y sus
armas.
- Explícamelo.
- Ahora no puedo, tengo que irme, me están esperando
los hermanos.
Fue hacia la puerta pero cambió de idea y se giró
hacia ella.
- Te lo explicaré, y te prometo que no voy a estar
con nadie más que tú a partir de ahora, pero por favor, quédate aquí. Espérame.
Aquí.
Antes de que Lohrena pudiera responder y partirle el
corazón, la besó y salió de la habitación, rezando a la Virgen Escriba que
siguiera allí cuando volviera.
Que bonito rhage! Muy buen capi :)
ResponderEliminar