La vio dormir durante lo que le parecieron horas,
cuando en realidad sólo habían sido una o dos.
Estaba inquieto, incapaz de dormir o conseguir
cualquier descanso.
Pensamientos de ese bastardo Blax nublaron su mente.
Él estando con ella, Nalla alimentándose de él...
¿Era esto lo que había sentido ella cada vez que él había
tenido que ir a alimentarse de esa perra Penehlope?
Dios, qué sensación tan horrible.
- ¿Estás bien nallum?
Su voz soñolienta estaba llena de preocupación.
- Estoy bien, mi amor. Vuélvete a dormir.
- Está gruñendo. No estás bien. ¿Podemos... hablar
de ello?
- Sí, claro. Por qué cojones no me dijiste que
estabas embarazada.
Yyyyyyyyyy ahí estaba. Su principal razón para no
poder dormir.
- No habría cambiado nada.
- Yo lo hubiera cambiado todo Nalla.
- Wrath no te habría dejado. Tú lo sabes.
- ¡Yo no te habría dejado sola!
- Ya lo sé. Pero tenías que hacer lo que tenías que
hacer. Para la raza. Para la hermandad.
Darius levantó la vista hacia el techo, sin saber
que decir.
- ¿Vas a decirme qué pasó?
- No es importante.
Él no quería que ella supiera lo que le habían
hecho. Sólo haría daño y la preocuparía y no había necesidad de eso.
- Lo es para mí.
- No va a cambiar nada.
Whoa, eso era infantil de él. Él estaba arremetiendo
porque estaba herido. Estaba celoso. Y estaba aterrado.
- Sólo quiero saberlo. Algo grande debe haber pasado
para que estés aquí conmigo en vez de con ella.
Ella se inclinó para darle un beso.
- ¿Sabes que mi madre me lo va a decir. O mi padre o
las chicas...
- ¿Eso es una especie de chantaje para que te lo
cuente?
- Darius! ¿De verdad crees que yo haría una cosa
así?
Sus labios comenzaron a temblar. Maldita sea. La
había enfadado. Y todo por sus estúpidos temores. Era un imbécil.
Puso su brazo alrededor de su cintura y la atrajo
hacia él, abrazándola.
- Lo siento mi amor. Yo sólo... han sido un largo
par de años y yo sólo quiero olvidarme. Te he echado tanto de menos que aún me
duele y tengo miedo de volver a perderte. No quiero que te preocupes, no quiero
ni que pienses en toda la mierda que paso. Pero tienes razón, te lo contaran
tarde o temprano. Así que...
Él respiró profundamente y se lo contó todo.
- * - * - *
Nalla escuchaba en shock mientras Darius le contaba
todo lo que ha pasado durante la ceremonia de emparejamiento cancelada, y todo
lo que había pasado antes. Los eventos que habían hecho que llegara a ese
momento.
El virus.
Las amenazas.
El antídoto.
La Virgen Escriba desentrañando toda la retorcida
trama.
Darius bebiendo de esa hembra para curarse...
Era demasiado para comprender.
Ella simplemente no era capaz de procesarlo todo.
Darius la besó en la sien con ternura.
- ¿Estás bien?
Ella asintió con la cabeza.
- Es que es tan...
- ¿Retorcido?
- Bueno... sí.
- Lo sé. Pero se acabó. No más sacrificios. No más
excusas estúpidas. No más ocultar lo que sentimos. Podemos estar juntos ahora.
Puso su mano sobre su vientre todavía plano.
- Cuando lo supiste.
- Un par de semanas después de que estuviéramos
juntos la última vez.
Movió el pulgar hacia delante y hacia atrás en una
caricia tranquilizadora.
- ¿Ha estado enferma? ¿Mareada? ¿Qué síntomas tienes?
- Las mismas que las de cualquier embarazo. Hemos
visto los suficientes en la mansión para conocerlos de memoria.
Ella sonrió con indulgencia ante su preocupación.
- Sólo tengo un poco de náusea y mareos matutinos.
Pechos sensibles.
Sus ojos se movieron a las partes del cuerpo
mencionadas y sintió que se sonrojaba.
- ¿Has tenido chequeos? ¿Doc Jane lo sabe?
- Sí, ella viene una vez al mes a ver cómo sigue
todo.
- Bien, eso es bueno.
Se incorporó, de repente tenso.
- Aparte de Doc Jane, ¿quien más lo sabe?
Nalla frunció el ceño, tratando de pensar.
- Mi tío Rehv. Él es quien me dejo quedarme aquí y
me ayudó con todo. Él incluso me consiguió una doggen para mí y lo organizó todo
para que me pudiera alimenta… eh, eso.
Darius gruño.
- No ha pasado nada nallum. Necesito que sepas eso. Siempre me alimenté de la muñeca y
eso fue todo.
- Lo sé.
Su olor de vinculación se había intensificado y tuvo
que sonreír. Le encantaba lo posesivo que era Darius, sobre todo ahora que ella
era suya por completo y no tenían nada que temer.
- De verdad que no significaba nada Darius.
- Lo sé. Confío en ti y sé que estás diciendo la
verdad, pero aún así lo odio.
Ella le dio un beso para que dejara de pensar en
esas cosas. Evidentemente funcionó porque él profundizó el beso, haciendo que
ella se humedeciera de nuevo, deseándolo como siempre.
- ¿Quién más?
Él susurró contra sus labios y ella tuvo que
parpadear un par de veces.
- ¿Quién más qué?
- ¿Quién más lo sabe?
- Ah. Eh, Katya, mi Doggen. Y eso es todo. Ah no,
espera, Jhade y John también lo saben.
- ¿Mi tío lo sabe?
- Yo le rogué que no te lo dijera.
Darius cerró los ojos y maldijo. Entonces los abrió
mucho.
- Espera, ¿eso significa que...?
Él gimió y se dejó caer sobre la cama.
- ¿Zsadist no lo sabe?
- Ah... No.
- ¿Y Bella?
- No, no se lo he dicho.
La sonrisa que iluminó el rostro de Darius era
increíble, tan orgulloso y feliz, que no pudo evitar devolverle la sonrisa.
- Eso sólo significa que tenemos que darnos prisa y...
Espera.
Saltó de la cama desnudo y ella disfruto de la vista
cuando fue a sacar algo de su pantalón.
- He llevado esto conmigo desde nuestro primer beso.
Desde que supe que eras la única para mí.
Le tomó la mano y sonrió al ver el anillo que Beth
le había dado.
- * - * - * - *
Darius abrió la cajita y sacó una copia del anillo que
ella ya llevaba, pero en lugar de un rubí, tenía otras piedras preciosas.
Una esmeralda y un ámbar.
Verde por los ojos de él.
Amarillo por los de ella.
Sus colores habían sido combinados en un diseño que
había hecho él mismo.
Nalla jadeó cuando lo vio.
- ¡Es precioso!
- Somos nosotros. Nuestros colores. Yo tengo el mío
en casa, en la mansión. Me lo pondré en cuanto digas que sí.
- Sí.
- Ni siquiera sabes la pregunta.
- No lo necesito saberla. Sea lo que sea , ¡sí!
- Déjame hacer esto bien, mujer.
Se puso de rodillas, había visto suficientes
películas humanos para saber que a las hembras les gustaba que sus machos
hicieran esto. Y Joder, había funcionado cuando John lo hizo con Jhade.
Tomó una respiración profunda.
- ¿Me harías el honor de ser mi shellan? Te amo y te prometo....
Ella se lanzó hacia él con tanta fuerza, que
terminaron en el suelo.
- ¡Sí, sí, sí!
Ella estaba tirada encima de él besándolo por toda
la cara y en ese momento, a pesar de que no le había dejado de terminar su
discurso, no podía estar más feliz.
Ahora lo único que necesitaba era volver a la
mansión, decirles a todos que iban a tener un bebé y celebrar una ceremonia de emparejamiento.
La noche no podía llegar lo suficientemente pronto.
oooohhhh waoww...... Es simplemente hermoso !!! ... y todavía no es el final ;)... Escribe pronto!
ResponderEliminarOh, que dulce...
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