lunes, 30 de diciembre de 2013

Lover Sacrificed - Capítulo 30

- ¡Mierda!
Darius saltó de la cama con un movimiento rápido.
- Me tengo que ir. ¡Mierda!
- Darius.
- Tengo que irme, mi amor, es...
- Darius no hay tiempo. El sol ha salido ya.
- ¡Joder! Mierda. ¡Maldita sea!
- No pasa nada. Puedes quedarte aquí.
- Mi padre me va a matar.
Se pellizcó el puente de la nariz, sintiendo como le entraba dolor de cabeza.
- Hoy de todos los días...
Miró el teléfono e hizo una mueca, deseando no haber apagado el sonido antes de meterse en la cama con Nalla.
17 llamadas perdidas.
7 mensajes de texto.
Genial.
- ¿Qué sucede hoy?
Se pegó el teléfono a la oreja mientras la miraba, no quería herirla diciéndole que al caer la noche, tendría que ir a ver a su futura shellan para alimentarla. Y lo peor era que sabía que no podía aparecer oliendo a ella. A Nalla...
- Ahg... sí... lo sé... tío...
Separo el teléfono de su oreja mientras Ahgony le gritaba enfurecido.
- ¿Qué cojones te pasa D? Todos los hermanos están volviéndose locos. Tu padre está en modo asesino, ¡ni George se quiere acercar a él!
- Joder, lo siento tío, perdí la noción del tiempo y...
- Sabes que tienes mucha suerte de ser mi amigo, verdad.
Darius sonrió, sabiendo que a Ahgony se le había ocurrido algo para salvar su culo y mantener esto en secreto.
- A ver, le dije a tu viejo que nos separamos después de la pelea. Yo lleve al civil a su casa, y tú te fuiste a recoger los tarros de los lesser. Una vez allí, te encontraste con otro lesser, y comenzó una lucha que duro más de lo normal. Te han lastimado lo suficiente para que seas incapaz de desmaterializarte de vuelta a casa antes del amanecer, peeeeero, estabas lo suficientemente cerca del club Inferno que has podido entrar y disfrutar de la protección que ofrecen las oficinas sin ventanas. Por cierto, partí una de sus ventanas exteriores antes de volver a casa. Por si van a comprobarlo. De nada, so idiota.
- Ahg...
- Guárdatelo D. Por lo menos me podías haber avisado, capullo.
-  Lo sé. Lo siento. Te debo una.
- Pues sí, me la debes. Ahora, llama a tu padre, dile lo que te acabo de contar y mantente a salvo hasta el anochecer.
- Lo haré. Gracias tío.

*- * - * - * - *

Nalla se quedó sentada en la cama mientras observaba a Darius pasear de un lado a otro, tratando de calmar a Wrath. Se había distanciado de ella por completo.
Podía sentirlo.
Colgó y la miró desde el otro lado de la habitación.
- ¿Te has metido en un lió?
- No, sólo quería asegurarse de que estaba bien.
- Claro.
Darius metió las manos en los bolsillos.
- Escucha eh... ¿hay otra habitación que pueda usar hasta que anochezca?
Ella trató de ocultar su dolor, pero no pudo evitar estremecerse ante sus palabras.
- Sí, claro.
- Nalla, no es... quiero quedarme contigo. Lo sabes de sobra.
Suspiró.
- Esta noche me tengo que reunir con la Glymera y si te huelen en mí...
Ella asintió con la cabeza, deseando que la hubiera apuñalado con una daga en el corazón, en vez de recordarle que tenía que alimentar y alimentarse de otra hembra.
Sin duda habría dolido menos.
- Al final del pasillo, hay una habitación vacía. Y un cuarto de baño, para que puedas ducharte y quitarte mi olor de encima.
- Nalla...
La estaba llamando Nalla, no mi amor. Realmente se había distanciado.
- Adiós Darius. Espero que tengas una buena vida.

En cuanto se abrió el grifo de la ducha en el otro dormitorio, ella comenzó a llorar, sabiendo que nunca, jamás volvería a ver a Darius de nuevo.

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