Qhuinn había logrado
matar a los tres antis, pero estos lo habían acribillado con los dardos antes
de morir. Blay se los quito uno a uno, aterrado ya que no sabían lo que
contenían. Los hermanos estaban intentando llamar su atención, pero el solo
tenía ojos para Qhuinn.
- ¡Blaylock! Busca la
maldita llave de esta jaula y sácanos de aquí. V puede curar a tu chico.
La voz del rey hizo que
reaccionara. Si los hermanos estaban bien, Qhuinn también se pondría bien. No
podía pensar en otra opción.
- La llave esta
alrededor del cuello de Stan.
Blay se acercó al
cuerpo y fue a coger la llave. No estuvo preparado para el ataque de Stan. El
pesado cuerpo del jefe de los antis se abalanzo sobre él, aplastándolo. Sus
manos se cerraron alrededor de su cuello, cortándole la respiración. Desde la
jaula se escucharon gruñidos y Blay sintió desesperación al notar como sus
fuerzas lo abandonaban.
Qhuinn estaba lacio,
sentía el veneno de los dardos en su sangre, pero también sentía que Blay
estaba en peligro. Parpadeo varias veces, intentando enfocar la vista y le
pareció ver a Stan asfixiando a Blay. El macho vinculado en él, rugió. Joder,
si tan solo pudiera hacer que sus piernas colaborasen… Por fin logró
incorporarse, sacando fuerzas sin saber de dónde. Su macho estaba en peligro y
eso era lo único que lo lograba mantener consciente. Puso un dedo delante de
sus labios, indicando a los hermanos que estuvieran callados para que no lo
delataran. Se arrastró como pudo hacia donde sentía a Blay y saco su daga. Stan
estaba tan concentrado asfixiando a Blay, que nunca lo vio venir. Qhuinn hundió
su daga en las costillas de Stan una y otra vez, hasta que este soltó a Blay y
pudo escuchar como este tomaba grandes bocanadas de aire. Le clavo la daga en
el cuello, asegurándose de que el golpe era mortal, antes de que la oscuridad
se cerniera sobre él.
Blay intento recuperar
el aliento mientas buscaba desesperado la llave de la jaula en el cuerpo sin
vida de Stan. Tenía que sacar a los hermanos, ya que ni él ni Qhuinn estaban en condiciones de defenderse si
llegaban más antis. Acercándose a Qhuinn para asegurarse de que este respiraba
bien, se levantó y fue hacia la jaula, sintiéndose mareado por la falta de
oxígeno. La hermandad al completo estaba en pie, con los brazos cruzados sobre
el pecho y todos a la vez, inclinaron la cabeza en señal de respeto y gratitud.
Blay abrió la puerta y los hermanos salieron aliviados.
- V, quémalo todo. No
quiero que quede ni un ladrillo, ¿me entiendes?
- Sip. Pero voy a
empezar con él. No queremos que vuelva de entre los muertos otra vez ¿verdad?
Qhuinn despertó con un
dolor de cabeza atroz. Acordándose de todo, se incorporó rápidamente, pero dos
manos fuertes le empujaron de nuevo hacia la almohada. Abrió los ojos y lo
mejor de su vida apareció ante él. Blay…
- Cuando… donde…
- Shhh todo ha
terminado. Estamos en la mansión, todos los hermanos están bien y Stan ya es
historia. Gracias a ti.
- Yo… no me siento muy bien.
- Es normal. Te
envenenaron con 7 dardos de un somnífero. Los demás solo recibieron uno. V cree
que esta noche estarás bien. Ya han pasado más de dos días.
Qhuinn asintió y cerró
los ojos, agotado.
- ¿Quieres… necesitas alimentarte?
Los colmillos de Qhuinn
aparecieron solos y bajo las sabanas su excitación se hizo notar.
- Tomare eso como un
sí.
Blay fue a acercarse a
Qhuinn pero se detuvo justo fuera de su alcance.
- Antes de que se me
olvide, cuando estés bien, Wrath quiere vernos a los dos.
- De acuerdo. Ahora ven
aquí nallum que aún no estoy recuperado y te necesito.
Cuando Qhuinn volvió a
despertar, ya se sentía mucho mejor, casi recuperado. Blay estaba al pie de la
cama, vestido con una túnica negra, de las que usaban los hermanos en las
ceremonias y rituales de la hermandad. ¿Qué demonios hacia Blay vestido así?
- Dúchate y ponte esto.
- ¿Blay?
- Hazlo rápido. Wrath
nos está esperando.
Qhuinn se duchó en
tiempo record y se vistió con la túnica, haciendo que se sintiera estúpido.
Juntos fueron hacia la oficina de Wrath.
En la oficina, los
hermanos esperaban en semicírculo, con el rey en el centro.
- Qhuinn, Blay. Nos
alegramos de que estéis recuperados. Ahora, escuchad bien y pensad bien vuestra
respuesta ya que esta pregunta se os hará una sola vez y nunca más.
Qhuinn trago con fuerza
y busco la mano de Blay que le dio un leve apretón.
- ¿Queréis formar parte de la Hermandad de la Daga Negra, como Hermanos nuestros, de ahora en adelante hasta que sea vuestra hora de entrar en el Fade?
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