- De acuerdo. Ahora
mismo vamos Wrath.
Vishous colgó el
teléfono.
- Vamos a devolver el
coche y nos desmaterializamos de vuelta a la mansión.
- Yo me quedo.
Blay no podía volver a
la mansión, sabiendo que Stan andaba suelto. Y tan cerca.
- Me quedo aquí
vigilando. Me asegurare de que no sale de ahí.
- Nallum.
- Qhuinn, tengo que
hacerlo ¿vale?
- Pues me quedo
contigo.
- No es necesario.
- Vete a la mierda
Blay. No pienso dejar a mi hellren solo con no sé cuántos antis que puede haber
en esa casa. Si te descubren, ¿qué vas a hacer? Olvídalo, si tú te quedas, yo
me quedo.
Blay era consciente de
que los tres que estaban sentados en la parte trasera, intentaban no escuchar,
cosa que era bastante difícil cuando estaban en un espacio tan reducido como
era un coche. Vishous carraspeó.
- No es por nada, pero
también sois Ahstrux Nohtrum, así que aunque quisiera, Qhuinn no puede volver a
la mansión al menos que tú también lo hagas, ¿verdad?. Volveremos con refuerzos
cuanto antes, pero escuchadme bien. Como se os ocurra entrar solos, la ira de
Wrath no será nada comparada con la mía. Así que mantened vuestros culos donde
están.
Qhuinn miraba a Blay
preocupado, su cara era una máscara de determinación. Había intentado hablar
con él pero no había manera. Blay tenía la mirada fija en la mansión y Qhuinn
lo había tenido que detener varias veces puesto que quería salir a rodear la
casa. Solo el recordatorio de lo que paso la última vez que se enfrentó solo a
unos antis, lo hacía cambiar de idea. Durante un rato. No se veía ningún tipo
de movimiento dentro de la casa, pero suponía que Stan era lo suficientemente
listo como para no querer llamar la atención, y más en un barrio así. Si tan
solo supieran cuantos antis había en la casa… Ocho figuras enormes
se desmaterializaron justo detrás del coche. La hermandad al completo,
incluyendo al Rey. Qhuinn y Blay salieron del coche para unirse a ellos.
- ¿Cuál es el plan?
Blay se dirigió al Rey,
estaba ansioso por entrar ya de una vez por todas y terminar con la amenaza de
la Hermandad.
- El plan es encontrar
a Stan. Y matar a todos los antis que encontréis por el camino. V, necesitamos mhis.
- Hecho.
- Pues vámonos.
Blay fue el primero en
dirigirse a la mansión, corriendo sin hacer ruido. Con Qhuinn pisándole los
talones, se dirigió hacia la parte de atrás. Una mano alrededor de su brazo lo
detuvo y Blay no pudo hacer más que darse la vuelta.
- Prométeme que tendrás
cuidado.
Blay apretó los
dientes.
- ¡Prométemelo!
Blay suspiró y abrazó a
Qhuinn dándole un rápido beso.
- Tendré cuidado, lo
prometo.
- Vaya, vaya vaya… ¿qué tenemos aquí? ¿Os
habéis perdido, maricas?
Qhuinn se tensó,
preparado para la lucha mientras Blay esbozo una sonrisa letal, al escuchar la
desagradable voz del anti. Se dieron la vuelta y vieron que había cinco. Blay
se metió de lleno en la lucha y antes de que Qhuinn pudiera matar a uno, Blay
ya había acabado con dos. Era impresionante luchando. Claro que tenía la
motivación por las nubes, ayudándole a ser más peligroso. Al otro lado de la
casa se escuchaba otra lucha y Qhuinn juraría que podía escuchar sonidos desde
el techo de la mansión.
- ¡Termina tú con
ellos!
Blay salió corriendo,
desapareciendo por la puerta trasera de la mansión, dejándole solo con dos de
los antis. No podía pedir refuerzos por
que los hermanos, estaban luchando contra quien sabia cuántos antis. Tampoco
podía ir detrás de Blay sin más… saco sus dagas y
siguió luchando.
Blay entró en la casa
sigilosamente, pistola en mano. Se sentía mal por dejar a Qhuinn solo con esos
antis, pero sabía que su hellren sabia defenderse solo. Tenía que encontrar a
Stan antes de que este escapara. Seguro que ya le habían alertado de la
presencia de la hermandad y quien sabía qué tipo de rutas escapatorias podía
tener. Inhaló y el olor a puro le lleno los sentidos. Los antis no fumaban esa
mierda, así que solo podía ser una persona. Siguiendo el olor, y dando mil
vueltas por la mansión, llego a una habitación abierta.
- Bienvenido Blaylock.
Por favor, entra.
I love it :)
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