Blay lo miró
sorprendido, parpadeando rápidamente. Seguro que no había escuchado lo que
creía y su mente estaba imaginando cosas…
- Nallum, ¿qué me
dices? ¿Vas a dejar que me grabe tu nombre en mi espalda?
Una lagrima rodo por el
lado de su cara.
- ¿Harías eso?
¿Realmente lo harías?
Su voz apenas era un
susurro. Qhuinn asintió solemnemente, sonrojándose.
- Y me gustaría mi
nombre en la tuya. Si tú quieres, claro.
- Joder sí. ¡Sí, sí sí!
Blay lo beso, y de
repente soltó una carcajada al darse cuenta de que ambos estaban desnudos y
duros. Qhuinn pareció darse cuenta de lo mismo, y se sonrojo aún más.
- Joder. ¿La he cagado
no? Tenía que haber hecho esto bien. En plan romántico, y de rodillas…mierda…
- Qhuinn.
- ¿Qué?
- Ha sido perfecto.
Ahora cállate y bésame de una vez.
Qhuinn obedeció de
inmediato, encantado con el lado mandón de Blay. Santa Virgen Escriba, no sabía
de donde había salido la pregunta, pero le había parecido lo correcto. Sonaba
bien, y joder, quería ser el Hellren de Blay y que Blay fuera el suyo.
Si, estaban unidos de por vida al ser Ahstrux Nohtrum, pero Qhuinn quería algo
mas permanente. Algo más oficial y significativo. El olor especiado de
vinculación volvió a saturar la habitación y el hecho de que fuera una mezcla
de sus dos olores, lo hacía más especial. Qhuinn miró a Blay a los ojos, su
mirada se transformó de emocionada, a hambrienta, y Qhuinn sabía exactamente lo
que quería. Ya era hora de darle placer a su macho.
- Joder, Qhuinn… ten cuidado… estoy a punto de…
Con sus colmillos,
Qhuinn lo arañó suavemente, como Blay había hecho antes con él. Blay explotó,
gritando con fuerza mientras se estremecía, vaciándose dentro de la boca de
Qhuinn. En vez de apartarse como pensó que haría, Qhuinn chupó con fuerza,
causándole otro clímax igual de intenso, que parecía no tener fin.
Blay estaba exhausto.
Respiraba agitadamente intentando recuperarse de la intensidad del momento. Aun
después de los dos orgasmos que acababa de tener, seguía semiduro y en cuanto
Qhuinn se le acercó sonriendo y le besó, volvió a estar listo para la acción.
- ¿Tienes hambre?
Blay negó con la
cabeza, demasiado cansado para hablar.
- ¿Frio? ¿Sueño?
Nada más lejos de la
verdad. Volvió a negar.
- Entonces, ¿te duchas
conmigo?
Asintió, recordando la
vez que estuvieron juntos en la ducha antes de que saliera a luchar solo, y
estaba más que dispuesto a repetir la experiencia. Qhuinn lo ayudó a
incorporarse y sin soltar su mano, fueron juntos hacia el baño. Abrió los
grifos y reguló el agua hasta una temperatura agradable, metiéndose debajo,
arrastrando a Blay detrás de él. Qhuinn cogió el jabón y comenzó a enjabonarlo,
aprovechando para poder tocar su cuerpo entero. Le agarró el culo, atrayéndolo
hacia él, haciendo que sus pollas, resbaladizas por el jabón y el agua, se
rozaran. Los dos gimieron y Qhuinn apretó más fuerte, separando los cachetes
para poder acariciarlo más íntimamente. Blay se sobresaltó al notar los dedos
de Qhuinn en esa parte de su cuerpo. Aun se tenía que acostumbrar a esta
intimidad con el que había sido su mejor amigo. Los labios de Qhuinn estaban
cerca de su oreja y su aliento le hacía cosquillas. Cerró los ojos,
entregándose al placer de estar en sus brazos.
- Blay yo… Quiero hacerte el
amor.
Apretó un poco con sus
dedos, como queriendo penetrar pero sin atreverse a hacerlo sin el permiso de
Blay.
- Quiero follarte aquí
Blay.
Apretó un poco más,
haciéndole gemir.
- ¿Qué me dices nallum?
¿Me vas a dejar?
Blay asintió sin dudar,
Qhuinn ya debería de saber que no le negaría nada.
- Buen chico.
Su voz se hizo un
susurro.
- ¿Sabes que más
quiero, Blay?
Blay negó con la
cabeza, jadeando por la excitación que sentía.
- Después de hacerte el
amor… quiero que tú me hagas lo mismo a mí. Quiero que tú me folles a mí.
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