lunes, 19 de agosto de 2013

Lover Embraced - Capítulo 16

Qhuinn estaba en modo asesino cuando entró en la clínica privada de Havers. Tenía a Blay, John y Xcor a su lado cuando entraron en la oficina del médico principal. El macho levantó la vista con esas gafitas ridículas que llevaba, y el miedo lo paralizó.
Eso es capullo. Tienes buenas razones para estar acojonado.
- Como puedo...
Se aclaró la garganta.
- ¿Qué puedo hacer por ustedes?
Su repulsión hacia Qhuinn era obvia, incluso a través del miedo, y Qhuinn puso sus puños sobre la mesa, inclinándose hacia delante y mostrando sus colmillos, sin importarle una mierda.
- Antes de asesinarte, quiero saber por qué.
- Yo… ¿por qué?
- Porque lo hiciste.
- ¿Hacer el que?
- No me trates como a un gilipollas, no estoy de humor para aguantar tu mierda.
Golpeo la mesa con sus puñados haciendo que Havers se sobresaltara.
- ¿Por qué cojones nos dijiste que nuestra hija había nacido muerta?
Sus ojos se llenaron de comprensión.
- Habla. Ahora.
- Bueno ella… ella… ella era… quiero decir… yo… yo…
Qhuinn se inclinó más hacia delante, agarrando la camisa de Havers.
- Es que resulta, que ahora mismo, ella está con la hermandad. Vivita y coleando. Así que explícame, como cojones es eso posible.
- Yo… Yo… ¡Ella era una abominación! Una malformación nacida de otro ser malformado. Una cría deficiente, ¡nacida de un maricón rechazado y una elegida caída! Una deshonra para nuestra raza. ¡Tenía que ser exterminada!
La visión de Qhuinn se volvió roja.
- Ella. Era. Mi. ¡Hija!. ¡No tenías ningún derecho a decidir!
Cerró los ojos brevemente, su enorme cuerpo temblando de ira.
- No tenías pelotas para acabar con ella, ¿así que, qué hiciste?
- Yo… Yo… se la di a unos civiles que me debían un favor. Me dijeron que se encargarían de… de... eso.
- ¿Y luego qué?
- Ellos… se quedaron con ella. Querían un hijo propio sin arriesgarse a pasar por el parto. Me juraron que jamás la traerían aquí así que… se la dejé.
- ¿Y?
- Y murieron en un accidente unos meses más tarde. En su testamento se aseguraron de nombrar a unos familiares como los tutelares.
- Gentuza de la Glymera.
Havers asintió.
- La metieron en casa por un estúpido sentido del honor. Pero fueron masacrados por unos lessers unos años después, y no… no sé qué pasó después.
- Pero sabias que estaba viva. Lo sabías y no dijiste nada, pensando, no, deseando que la transición acabara con ella ya que no tendría a nadie que la ayudara con su necesidad de beber sangre.
Una voz femenina detrás de él hizo que apretara los labios.

- Y por esa razón, lo asesinaré.

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