Blay vio como Qhuinn
abría la boca y la volvía a cerrar. Obviamente no se atrevía a decir nada
delante de Havers y la curiosidad le hizo preguntarse qué era lo que Qhuinn
había estado a punto de decir.
- Esto aún no ha
terminado. Hablaremos más tarde.
Con esas palabras
Qhuinn salió de la habitación, seguido de Havers. El rey entró varios minutos
después y lo miró un largo rato sin decir nada. Blay respetaba mucho a Wrath y
no podría mentirle con respecto a las razones que lo habían hecho desobedecer
sus órdenes.
- Blaylock. Me has
decepcionado. No me esperaba esto de ti. De Qhuinn, por supuesto. De Zsadist,
quizás. Hasta de John me lo podía haber esperado. Pero no de ti. Jamás de ti.
- Mi rey yo…
- No. He. Terminado.
Blay se encogió. Wrath
no solo estaba enfadado. Estaba furioso.
- He tenido más de una
semana para pensar que hacer contigo. Y lo he tenido que pensar mucho. Has
puesto en peligro a los hermanos con tu actitud temeraria. Si hubiese sido
cualquier otro, lo echaría a patadas de la mansión. Sin dudarlo. Y no tendría
opción a ser hermano nunca más.
Blay se mordió el
labio, nervioso.
- Sin embargo, sé que
si te echo a ti, pierdo a Qhuinn. Y también haría que John estuviera dividido
entre su lealtad hacia ti y su lealtad hacia la hermandad. Puesto que no quiero
que eso ocurra, ya que la hermandad os necesita y sois buenos luchadores, voy a
tener que aplicar un castigo menos severo. Vas a estar dos meses sin luchar.
Blay suspiró aliviado.
Si eso era todo, había escapado bien. Mejor de lo que habría pensado. Wrath
sonrió.
- Pero eso no es todo
hijo. A partir de ahora, eres oficialmente el Ahstrux Nohtrum de Qhuinn.
Blay miró al rey
estupefacto. Tenía que ser una broma. Él no podía…
- Serás el guardián
personal de Qhuinn, con licencia para matar. Estarás con él a todas horas.
Donde él vaya, vas tú. Lo protegerás con tu vida. Para siempre.
Blay cerró los ojos.
Hubiese preferido que Wrath lo echara de la Hermandad. Sería menos cruel. El
rey realmente había dado en el clavo, puesto que no había mayor castigo para el
que tener que seguir a Qhuinn todas las noches al ZeroSum y entrar con él al
cuarto de baño mientas se follaba a cualquiera en uno de los baños.
- Blay.
Abrió los ojos y miró a
Wrath.
- Confía en mí. Se lo
que hago y por qué lo hago.
Blay asintió.
- Se por qué te fuiste.
Hay cámaras por toda la mansión así que vi la discusión que tuvisteis. Y no
quiero que esta situación se vuelva a repetir.
Volvió a asentir.
- Bueno, ya que todo ha
quedado aclarado, cuéntame, ¿Cómo lograste matar a todos esos malditos antis?
Qhuinn esperaba fuera
mientras Wrath hablaba con Blay. No sabía lo que estaba pasando ahí dentro,
pero el ya se había decidido. Si Wrath echaba a Blay, Qhuinn también se iba.
Había llamado a los
padres de Blay para que supieran que ya había despertado y llegaron poco
después. Wrath salió, saludándoles antes de dejarles pasar a ver a su hijo.
- Qhuinn, tenemos que
hablar.
Qhuinn siguió a Wrath
hacia la oficina de Havers que estaba vacía. Cruzó los brazos y espero a que el
rey le dijera lo que tuviera que decir, aunque ya tenía una idea.
- No me mires así hijo.
No he echado a Blay.
Qhuinn suspiró
aliviado.
- Pero le he impuesto
otro castigo.
Qhuinn arqueó una ceja,
esperando escuchar lo que le esperaba a su amigo.
- Estará dos meses sin
luchar.
Asintió. Eso le parecía
justo.
- Lo que pasa, es que
tú también vas a estar esos dos meses sin luchar.
Volvió a arquear la
ceja.
- ¿Puedo preguntar por
qué?
- Porque, aparte de
esos dos meses sin luchar, le he asignado una tarea específica a Blay.
Qhuinn espero a que el
rey terminara de hablar.
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