- Vaya. Yo también me
alegro de verte.
- ¿Tu sabes lo
preocupado que yo he… que todos hemos estado?
Blay lo miró impasible.
Estaba claro que Qhuinn necesitaba desahogarse. Havers le había contado que
Qhuinn no se había movido de su lado en toda la semana. Debía sentirse muy
culpable para sacrificar sus noches en el ZeroSum para quedarse con él.
- ¿No vas a
responderme?
Blay desvió la mirada.
- Me duele la cabeza.
- Y una mierda.
Blay lo miró
sorprendido.
- Havers ha dicho que
estas de puta madre así que no me vengas con excusas.
- ¿En serio? ¿Havers ha
dicho de puta madre?
- Blay…
- Mira Qhuinn. No es de
tu incumbencia el por qué salí, ¿vale?
Qhuinn apretó los
labios.
- Podías haber muerto.
- Pero no ha sido así.
Ya vendrá Wrath a…
- ¿Wrath? ¿Tú sabes lo
enfadado que esta Wrath contigo?
- Se le pasara. Le
pediré disculpas y ya está…
- ¿Y ya está? ¿Pero tú
sabes…? ¿Pero cómo puedes…? ¿Y ya está, me vas
a decir?
Blay miró a Qhuinn casi
divertido, parecía no tener palabras, cosa que era rara en él, ya que siempre
tenía respuesta a todo.
- Qhuinn, en serio, que
no pasa nada…
- ¿Qué no pasa nada?
Blay. Sí que pasa. Wrath te quiere echar de la hermandad. Quiere que dejes de
ser soldado.
Blay miró a Qhuinn,
pensando que era una broma, pero al ver su cara, supo que era verdad. Por un
instante, solo sintió… alivio. Pero pronto, la idea de no volver a ver a John,
a Kihara, a los Hermanos… a Qhuinn…, ya no le parecía tan atractiva. Dios, si Wrath lo echaba, jamás
podría ser un hermano. Cerró los ojos. ¿Cómo podría hacer que Wrath cambiara de
idea?
- ¿Sigues sin querer
responderme?
- ¿Qué quieres que te
diga? Tendré que hablar con Wrath y dejar que el decida.
- Quiero que me digas
porque te fuiste Blay. ¿Por qué arriesgaste tu vida así?
Blay se encogió de
hombros.
- ¿Te da igual? ¿Te da
igual que haya estado… que hayamos estado preocupados por ti todos estos días?
- No es para tanto. Ya
estoy bien.
- ¿Qué ya estás bien?
Blay tuvo que reprimir
una sonrisa, se notaba que Qhuinn estaba nervioso, ya que repetía todo lo que
él decía.
- ¿Pero tú te estas
escuchando Blay? ¿Sabes lo que sentí cuando te encontré? ¡Pensé que ibas a
morir! Si hubieras muerto yo… Yo no sé… no puedo. No
me puedo imaginar un mundo sin ti Blay. No puedo vivir sin ti.
Whoa. Lo había dicho.
Realmente lo había dicho. Era lo más cercano que podía llegar a la verdad sin
decir las dos palabras que Blay necesitaba oír. Y si era necesario, el las
diría sin dudarlo. Pero esperaba que Blay captara el significado de sus palabras.
Jamás le había dicho nada así y eso debía significar algo. En el tiempo que
Blay había estado en coma, se había dado cuenta de muchas cosas. Los padres de
Blay habían estado a su lado, pero manteniéndose al margen, como dejando que el
fuera el que estaba pendiente de su hijo. Cuando al cabo de unos días les
pregunto porque lo hacían, su madre se abrazó fuertemente a él.
- Cariño, sabemos lo
mucho que lo quieres y lo bien que lo vas a cuidar, incluso aunque nosotros
faltemos algún día. Él te necesita a su lado y tú lo necesitas a él.
- Pero yo… mis ojos… soy una vergüenza…
- Qhuinn, no tienes
nada de qué avergonzarte. No somos como los de la Glymera. No somos como tus
padres. Te queremos tal y como eres. Y Blay también. Ya formas parte de nuestra
familia, aunque tú y Blay no estéis juntos.
En ese momento, Qhuinn
supo que podría ser feliz. Que no humillaría a Blay ante nadie estando con él.
Su familia lo aceptaría, los hermanos también, al igual que sus amigos. Podría
estar con Blay y hacerle feliz. Podría… quererle.
Blay rió sin ganas,
interrumpiendo sus pensamientos.
- Venga ya Qhuinn. Si
me pasara algo, irías al ZeroSum, te buscarías a cualquiera y te olvidarías a
mí en menos de media hora.
Las palabras de Qhuinn
le habían dado esperanza y su corazón latía más rápido que nunca, pero no podía
dejarse engañar otra vez. Con Qhuinn nunca se sabía. Un día le daba un beso de
película y al día siguiente, ni se acordaba de él. Si hoy le decía que no podía
vivir sin él, a saber lo que le diría mañana para pasar de él. No podía caer en
ese círculo vicioso otra vez. Se había prometido a si mismo que si sobrevivía,
que intentaría ser feliz. Sin Qhuinn. Y eso era lo que tenía que hacer.
- Blay eso no es así.
Déjame explicarte. Yo te…
Se te acabo el tiempo
chico.
Havers interrumpió a
Qhuinn antes de que pudiera terminar la frase. Por un momento Blay pensó que
Qhuinn realmente iba a decirle que lo quería. Pero eso no era posible. Ya se lo
había demostrado muchas veces.
- Qhuinn, tienes que
salir ya. El rey quiere hablar con Blay. Ahora.
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