Epilogo
Varios días después Vishous
llamó a la puerta.
- Chicos, ¿seguís vivos? Hace
días que no os vemos.
John abrió un poco la puerta,
con una sonrisa de oreja a oreja.
- Seguimos vivos.
- Pues anda sepárate unas horas
de tu shellan, que tenemos que hacer cosas de Hermanos. Ah… y ponte esto.
John miró lo que Vishous le
había dado y su corazón dio un vuelco. Era una túnica negra. No podía estar
pasando. Cerró la puerta y fue hacia la cama donde Kihara lo esperaba
preocupada.
- ¿Que ocurre nallum?
- Tengo que irme.
- ¿A luchar?
- No creo. V me ha dado esto,
pero no me ha dicho nada. Es una túnica. De las que usan los hermanos en
ceremonias oficiales.
Le dio un beso.
- Estaré bien. Voy a ducharme
que me están esperando.
Kihara estaba emocionada y
nerviosa. Vishous le había comentado que los hermanos se llevaban a JM a la
tumba, y aunque nadie le había dicho porque, se lo imaginaba. Bajo a la sala de
juegos y Qhuinn y Blay se quedaron con ella ya que al no ser hermanos, no
podían entrar en la tumba, pero estaban muy tensos, sin hablarse y no le
querían decir por qué. Kihara sabía que si le hacían a JM lo que ella pensaba,
sufriría, y no quería pensar en eso así que intento que los chicos la
distrajeran un poco.
- ¿Que os parece si jugamos al
billar?
- Yo paso.
Qhuinn era el que estaba más
distante, pero Blay como el caballero que era, le hizo caso.
- Pasa de él Kihara, ya juego
yo contigo.
Qhuinn resopló, pero no se fue
de la sala de juegos, ya que JM le había pedido que cuidaran de ella mientras
él no estaba. Jugaba con el mando, pasando los canales sin ver ninguno.
- ¿Qué ha pasado entre vosotros?
Kihara susurró, sabiendo que lo
hacia lo bastante bajo para que Qhuinn no la pudiera escuchar. Blay miró a su
amigo y Kihara vio el dolor reflejado en sus ojos.
- No lo sé Kihara. Unos días
está bien, me besa y parece que estamos a punto de… algo más. Pero otros días,
esta como hoy, como si yo ni existiera.
Kihara lo abrazó, queriendo
consolarlo. Vio el gesto celoso de Qhuinn, y supo que algo tendría que hacer
para unir a estos dos chicos que eran demasiado cabezones para seguir su
destino.
Le habían tapado los ojos con
una venda que no le dejaba ver absolutamente nada. John se sintió desorientado
pero confiaba en los hermanos. Entraron en lo que suponía era la tumba y cuando
por fin se detuvieron una mano lo sujetó por detrás del cuello y el profundo
gruñido de la voz de Wrath en su oído.
—Eres indigno de entrar aquí
como estas ahora. Asiente.
John asintió.
—Di que eres indigno.
—Soy indigno.
De repente las voces de la
Hermandad dejaron salir agudas exclamaciones airadas, en el Lenguaje Antiguo,
como si estuvieran protestando.
Wrath continuó.
—Aunque no eres digno, tú
deseas convertirte en tal esta noche. Asiente.
Asintió.
—Di que quieres hacerte
merecedor.
—Deseo ser merecedor.
Otro grito en el Lenguaje
Antiguo, esta vez un aliento de apoyo.
Wrath continuó.
—Hay sólo una forma de
convertirse en digno y es la forma correcta y apropiada. Carne de nuestra carne.
Asiente.
Asintió.
—Di que deseas volverte carne
de nuestra carne.
—Deseo volverme carne de
vuestra carne.
Un bajo cántico comenzó, y John
tuvo la impresión de que se había formado una línea delante y detrás de él. Sin
advertencia previa, comenzaron a moverse, el movimiento resultante hacia atrás
y hacia delante se reflejaba en la cadencia de poderosas voces masculinas. John
se movía con ellos, eran todos uno con el cántico y el movimiento, atrás…
adelante… balanceándose a la izquierda… luego a la derecha…
Una mano en el hombro le dijo
cuando detenerse. El cántico se detuvo y alguien lo cogió por el brazo y lo guió
por unas escaleras colocándole, donde fuera que debía estar. Cuando se asentó
en su postura, tuvo la sensación de que estaba justo delante de algo grande, la
punta de los pies contra algo que parecía ser una pared.
V le apretó el hombro como para
tranquilizarlo. Luego se alejó.
— ¿Quién propone a este macho?
—demandó la Virgen Escriba.
John se tensó, era la primera
vez que se encontraba en la presencia de la Virgen escriba.
—Yo, Vishous, hijo del guerrero
de la Daga Negra conocido como Bloodletter, lo hago.
— ¿Quién rechaza a este macho?
Nadie habló y ella prosiguió
con la ceremonia.
—En base al testimonio de Wrath
hijo de Wrath, y de acuerdo a la propuesta de Vishous, hijo del guerrero de la
Daga Negra conocido como Bloodletter, encuentro que este macho ante mi, John
Matthew, hijo del guerrero de la Daga Negra conocido como Darius, es una
nominación apropiada para la Hermandad de la Daga Negra. Pueden comenzar.
Wrath habló.
—Dadle la vuelta. Descubridlo.
John fue recolocado de manera
que mirara hacia afuera, y Vishous le quitó la túnica negra.
—Levanta los ojos —ordenó
Wrath.
John hizo lo que le pedían y se
quedo impresionado al mirar a su alrededor. Estaba parado sobre un estrado de
mármol negro, que miraba a una cueva subterránea iluminada por cientos de velas
negras. Frente a él, había un altar hecho por un enorme dintel de piedra que se
sostenía sobre dos gruesos postes… sobre el cual descansaba una antigua
calavera. Más allá, alineada delante de él, estaba la Hermandad en toda su
gloria, siete machos cuyas caras eran solemnes y a los que pronto estaría
unido. Wrath rompió filas y se acercó para pararse delante del altar.
—Retrocede hacia la pared y
aférrate a las clavijas.
John hizo lo que le dijo,
sintiendo la suave, fresca piedra contra los hombros y el trasero mientras las
manos encontraron dos macizas asideras. Wrath levantó la mano y John vio que
estaba cubierta por un antiguo guante de plata que lucía púas en los nudillos.
Dentro del puño que estaba formando se podía ver el mango de una daga negra.
Extendiendo el brazo, el Rey se marco la muñeca y sostuvo la herida sobre la
calavera, que tenía montada una copa de plata en su parte superior. Lo que
fluyó de la vena de Wrath fue tomado y contenido, una lustrosa poza roja que
capturaba la luz de las velas.
—Mi carne —dijo Wrath. Luego se
lamió la herida para cerrarla, bajó el cuchillo, y se acercó a John, que tragó
con fuerza.
Wrath batió la palma contra la
mandíbula de John, empujándole la cabeza hacia atrás y lo mordió en el cuello,
con fuerza. Todo el cuerpo de John se sacudió y apretó los dientes para no
gritar, las manos estrujaron las clavijas hasta que le pareció que se le iban a
quebrar las muñecas. Entonces Wrath dio un paso hacia atrás y se limpió la
boca. Sonrió ferozmente.
—Tu carne.
El Rey dobló el puño dentro del
guante plateado, tiró hacia atrás el brazo, y lo clavó en el pecho de John. Las
púas se hundieron en la piel mientras que el aire le explotaba en los pulmones,
el crudo sonido saltando y rebotando por toda la cueva.
Mientras recuperaba el aliento,
subió Rhage y tomó el guante. El Hermano cumplió el ritual tal como lo había
hecho Wrath: cortándose la muñeca, sosteniéndola sobre la calavera, diciendo
las mismas dos palabras. Después de sellarse la herida, se acercó a Butch. Las
siguientes dos palabras fueron pronunciadas y luego los duros colmillos de
Rhage se clavaron en la garganta de John, ubicando la mordida debajo de la de
Wrath. El puñetazo de Rhage fue rápido y sólido, justo donde Wrath había
lanzado el suyo, en el pectoral izquierdo.
El siguiente fue Phury. Seguido
por Zsadist, Butch, Vishous y Tohr.
Para cuando terminaron, el
cuello de John estaba tan sensible que estaba seguro de que su cabeza rodaría
de los hombros y bajaría los escalones rebotando. Y estaba mareado por los
golpes en el pecho, la sangre de la herida se escurría hacia abajo por el
estómago hasta llegar a los muslos.
Después de un momento, Wrath
caminó hacia el altar y tomó la calavera, alzándola alto, presentándola a los
Hermanos.
—Este es el primero de
nosotros. Salúdenlo, el guerrero que dio origen a la Hermandad. Cuando los
hermanos lanzaron un grito de guerra que llenó la cueva, Wrath se volvió hacia
John.
—Bebe y únete a nosotros.
John fue por ella con gusto,
agarrando la calavera, inclinando la cabeza hacia atrás, vertió la sangre por
la garganta. Los Hermanos cantaban mientras bebía, sus voces haciéndose cada
vez más altas, reverberando. Saboreó a cada uno de ellos. Le quitaron la
calavera de las manos y fue empujado nuevamente contra el muro. Los labios de
Wrath se curvaron enigmáticamente.
—Mejor te sujetas de esas
clavijas.
John las agarró justo cuando
una ola de energía le golpeó. Se mordió a sí mismo para evitar dejar salir un
gruñido y levemente fue consciente de que los Hermanos gruñían con aprobación.
Mientras el rugido crecía, su cuerpo comenzó a temblar contra las clavijas y
todo enloqueció dentro de él, hasta el punto en el que todo a su alrededor
desapareció.
Cuando despertó, estaba sobre
el altar. Miró alrededor, se dio cuenta de que estaba frente a un muro de
mármol negro grabado con lo que debían ser nombres en el Lenguaje Antiguo.
Dios, había cientos de ellos. Y cada uno de ellos, era su hermano. De alguna
manera ahora conocía a cada uno de ellos. Leyendo nombre por nombre, llego al
final, y ahí estaba el suyo. Oyó aplausos y miró sobre el hombro. Los Hermanos
vestían nuevamente las túnicas, pero las capuchas estaban bajas.
—Ese eres tú —dijo Wrath.
—Serás llamado el guerrero de la Daga Negra Tehrror, hijo de Darius.
—Pero siempre serás John para
nosotros —interrumpió Rhage—Nuestro John Matthew.
Alguien le dio la túnica y se
la puso, mientras miraba de nuevo al muro la visión se le volvió borrosa y
parpadeó rápidamente, haciendo que las lágrimas rodaron por sus mejillas. Antes
de poder secárselas, sintió las manos en los hombros. Los Hermanos —sus
hermanos— lo rodeaban y pudo sentirlos ahora, de hecho pudo… percibirlos.
Carne de su carne. Como él era
carne de la de ellos.
Kihara esperaba impaciente en
la puerta de la mansión. Qhuinn y Blay estaban con ella, esperando impacientes
el regreso de su amigo. Cuando el Escalade apareció, Kihara contuvo el aliento.
JM se bajo, bromeando con los hermanos y riendo a carcajadas. Hasta que la vio.
Su sonrisa se volvió más sensual y abrió los brazos. Kihara se acercó a él
corriendo, abrazándolo fuertemente. La soltó brevemente cuando Qhuinn y Blay se
acercaron para felicitarlo y mostrarle el respeto que merecía ahora que era un
Hermano mas.
Wrath los llamó a todos.
- Venga chicos, ¡vemos a
celebrar dentro que Fritz nos ha preparado una cena de lujo!
Todos entraron entusiasmados,
mientras que JM y ella los observaban.
- ¿Estas bien?
- Mejor que bien, nalla. No
podía ser más feliz. Te tengo a ti, tengo a la hermandad, a unos amigos
geniales. No puedo pedir nada más.
- Te quiero JM. Para siempre.
JM la besó apasionadamente.
- Yo también te quiero nalla.
Para siempre.
Kihara lo miró con una sonrisa
picara.
- ¿Podemos ir directamente a
nuestra habitación? Nunca he hecho el amor con un Hermano.
JM sonrió y la cogió en brazos.
- Pues prepárate leelan. Te voy
a mostrar cual es la diferencia entre un soldado, y un hermano.
Y así lo hizo, durante toda la
noche.
Fritz observo la mesa de la
sala. Los hermanos estaban todos disfrutando de la cena espectacular que les
habían preparado los doggen, esta vez, para celebrar que la Hermandad tenía un
hermano más. Había dejado más que suficiente en la habitación del señor John y
la señora Kihara, que estaba seguro necesitaban toda esa energía, para
disfrutar de esta nueva etapa de sus vidas. El Doggen sonrió indulgente. Ahora
mismo, la vida en la mansión de la Hermandad de la Daga Negra, era perfecta.
Tal y como debía ser.
wooow me ha gustado muchoooo este fik espero que subas otro de la hermandad *-* de la hija de zsadist as pensado hacer alguno??? me encanta ese personaje jajajaj
ResponderEliminarun saludoo
Srta. Morena
Gracias Srta. Morena :D Me alegro que te haya gustado!
ResponderEliminarLa siguiente historia ya esta en camino y es de Qhuinn y Blay - Espero que también te guste!
A Nalla la tengo ya pendiente asi que si, definitivamente en un futuro habrá fic de ella aquí ;)
Un abrazo!
Es maravillosa, me ha encantado
ResponderEliminarGracias
Fran
Gracias Fran!! Me alegro mucho de que te haya gustado :D
EliminarMuy buen fic, me gustó mucho, sigue escribiendo ;D
ResponderEliminarGracias Isamar, me alegro que te haya gustado!
EliminarEspero que te animes a leer los demas fics y que te gusten :)
Gracias por leerme! Un abrazo