Hoy era el gran día. Hoy unía
su vida a la de JM para siempre. Hacia una semana desde que JM le había pedido
ser su Shellan y casi dos desde que la rescato de aquel infierno. Era
sorprendente lo rápido que se había recuperado. A pesar de haber perdido a sus
padres, era feliz. Vishous era como un padre para ella y JM era su vida. ¿Qué
más podía pedir?
Se había dado un baño de lujo,
con cremas relajantes y muchas burbujas. Quería prepararse a consciencia.
Kihara se puso la lencería sexy y luego el vestido que había elegido para esta
ocasión tan importante. De un color blanco roto, se ceñía perfectamente a cada
una de sus curvas y escondía la sorpresa que tenía en la espalda para JM.
- Kihara, ¿estas lista?
Vishous la esperaba fuera
mientras ella se vestía.
- Si, entra.
- Estas preciosa, hija.
Se sacó algo del bolsillo.
- Pero te falta un pequeño
detalle.
Los pendientes que saco eran
preciosos y además le iban perfectos al vestido
- Eran de Amelia. Ahora son
tuyos.
Kihara se emocionó, pero no
quería llorar. Se había preparado el maquillaje con cuidado y no quería estropear
el look natural que llevaba.
- Gracias papa.
Vishous sonrió orgulloso.
- ¿Vamos bajando? Te juro que
tu John se está volviendo loco de la impaciencia.
Le tendió el brazo para guiarla
hacia el patio. La ceremonia se haría cerca del cementerio, a petición de
Kihara, para tener a sus padres más cerca. Por supuesto JM había aceptado, y
Wrath no dudo en dar su permiso.
- ¿Estas preparada para el
comienzo del resto de tu vida?
John esperaba a Kihara en el
patio. Iba vestido con el atuendo ceremonial tradicional de emparejamiento de
un noble de valía, los pantalones de seda negra cayendo hasta el suelo, la
parte superior suelta sujeta con un cinturón enjoyado que le había sido
obsequiado por el rey para que lo llevara. Todo estaba organizado, la Hermandad
permanecía en una hilera junto a él, al igual que Qhuinn y Blay. Un jadeo
colectivo hizo que alzara la cabeza.
Kihara había aparecido por la
puerta del patio, con Vishous a su lado y estaba radiante. El vestido era
perfecto para su figura, y John sentía la necesidad de arrodillarse a sus pies
para adorarla. Cuando lo miro, le dirigió una sonrisa resplandeciente y parecía
que su corazón se le iba a salir del pecho. Se acercó a el para ponerse con el
delante de Wrath, el Rey Ciego.
Te quiero, vocalizo John.
Yo también te quiero, vocalizo
ella en respuesta.
La voz del rey resonó hacia el
techo alto.
—Escuchad vosotros, todos los
reunidos ante mí. Estamos aquí reunidos para ser testigos del emparejamiento de
este macho y esta hembra...
La ceremonia fue breve y el rey
declaro que era un buen emparejamiento. Cuando por fin todos los votos
estuvieron hechos, Wrath dio la señal y John se inclino para darle un largo
beso a su Shellan. Los hermanos a su alrededor silbaron y cuando se separo de
ella fue el momento de ponerse serios.
Retrocedió y se quito el
cinturón enjoyado y la ropa. Estaba sonriendo como un tonto cuando se los dio a
Vishous y Fritz acerco la mesa con el cuenco de sal y el jarro de plata con
agua.
Wrath desenvaino su daga negra
y dijo en voz alta.
— Cual es el nombre de tu
Shellan?
John hablo alto y claro.
— Se llama Kihara.
Wrath, por ser el rey, grabo la
primera letra. Vishous fue el segundo, y Rhage y Butch le siguieron. Luego les
toco el turno a Qhuinn y Blay, que, aunque no eran Hermanos, eran los mejores
amigos de John, y el rey había autorizado como excepción que formaran parte de
la ceremonia.
John aguanto con orgullo el
dolor, y no le quito la mirada de Kihara. Ella lo miraba orgullosa, sabia lo
que le estaría doliendo, pero también sabia que curaría pronto y que para él
era un honor llevar su nombre grabado en la piel. La sal atravesó las heridas
frescas, pero contuvo su expresión y gemido de dolor por Kihara. El grito de
guerra de la Hermandad y los soldados de la casa resonaron todo alrededor y Vishous
seco el crudo diseño con un trozo de lino blanco. Después que el Hermano
hubiera terminado, puso la tela en una caja negra lacada y se la dio a John.
Kihara vio como su JM se
acercaba a ella, arrogante y lleno de orgullo. Frente a ella se arrodillo, dejo
caer la cabeza y le ofreció la caja negra para que ella la tomara o rechazara a
su voluntad. La tradición decía que si ella la aceptaba, lo aceptaba a él.
Kihara no dudo, y casi le arranca la caja de las manos apretándola con fuerza
contra su pecho. JM la miro y mientras a su alrededor los hermanos los
aclamaban y aplaudían, él se levanto y la cogió en brazos, haciendo que el
vestido volara a su alrededor, mientras la besaba con todo el amor que sentía
por ella.
John subió con Kihara justo
después de la ceremonia, ni siquiera espero a la cena que Fritz les había
preparado. Ya pediría comida más tarde. Ahora, tenía que hacerle el amor a su
Shellan. Entro en la habitación con Kihara en brazos y aunque no estaba
decorada como cuando le pidió que fuera su Shellan, había puesto algunas velas
y rosas. Vio que alguien, probablemente Fritz, había dejado comida en una mesa
y dio gracias mentalmente al considerado Doggen.
- ¿Me ayudas a quitarme el
vestido?
Con eso John no tendría ningún
problema, estaba deseando desnudarla desde que la vio acercarse a él en el
patio. John le fue dando besos en la nuca mientras le soltaba los botones. Echo
los tirantes a un lado y lo que vio le detuvo el corazón. Ahí, justo en el
hombro izquierdo, dos símbolos del lenguaje antiguo, decoraban la delicada piel
de Kihara. JM.
- ¿Kihara?
- ¿Te gusta? Le pedí a Vishous
que me lo hiciera.
John deposito un suave beso
encima del tatuaje. Se había quedado sin palabras.
- Quería marcar mi piel con tu
nombre como tú has marcado la tuya, con el mío.
- Me encanta. Dios… es… ven
aquí. Te necesito.
Los hermanos disfrutaban de la
cena nupcial, aunque John y Kihara ya se habían retirado.
- Que hacemos ahora Wrath?
Tohr y Rhage habían ido a casa
de Stan para pillarlo, solo para descubrir que la casa estaba vacía. Todos sus
locales ahora estaban en manos de personas normales, que no tenían nada que ver
con los antis y no había ni rastro del jefe de los antivamps. No le habían
dicho nada a John y Kihara para no estropearles el día.
- Ahora hay que seguir buscando
o esperar a que aparezca solo. Estará escondido, pero no habrá ido lejos. Si
Lohrena era de aquí, y nosotros estamos aquí… no se va a marchar. Y cuando
salga de su escondite… aquí estaremos, esperándolo como hemos hecho desde que
apareció.
John se desnudo rápidamente
antes de quitarle el vestido a Kihara. La lencería que llevaba debajo era lo
mas sexy y erótico que había visto jamás, y la sonrisa picara de Kihara le
confirmaba que ella lo sabia.
- Me vas a volver loco.
La atrajo hacia si y la beso,
estaba hambriento de ella. Necesitaba marcarla como su Shellan, y saber que
ella había marcado su piel lo emocionaba y excitaba a partes iguales. Ella lo
era todo para el, habían sido creados para estar juntos y ahora, estarían
juntos para siempre. Empujó la lengua dentro de su boca mientras la sujetaba
por las caderas y se pego aun más a ella. El gemido de satisfacción de Kihara
aumentó su erección, y las uñas de ella se clavaron en su espalda, rozándole
las marcas que le hicieron en la ceremonia La tendió sobre la cama en un abrir
y cerrar de ojos, quería ser tierno y delicado, pero se deseaban tanto que
ahora se trataba de puro sexo.
Mientras la besaba
furiosamente, enlazó con el antebrazo una de sus rodillas, le levantó la
pierna, y se introdujo en su cuerpo. La escuchó dar un grito ahogado ante la
enérgica entrada, y su húmeda intimidad lo acogió, vibrando en un orgasmo. Él
se quedó inmóvil, absorbiendo la sensación de su éxtasis, sintiendo sus
palpitaciones íntimas.
Cuando Kihara se recupero un
poco, John se apoyó con los brazos y arremetió contra ella, con fuerza,
penetrándola. El cabezal de la cama golpeó contra la pared al ritmo de sus
empujones, y ella se aferró a sus muñecas, tratando de mantenerse en su sitio.
varios sonidos profundos inundaron la habitación, haciéndose cada vez más
fuertes, hasta que advirtió que eran gruñidos tanto de él, como de ella. Un
calor febril se apoderó de toda su piel, y pudo percibir esa oscura fragancia
de la posesión que ahora también era parte de Kihara. Sus labios dejaron los
dientes al descubierto mientras sus músculos se retorcían y sus caderas
chocaban contra ella. Empapado en sudor, la cabeza dándole vueltas, frenético,
sin respiración, tomó todo lo que ella le ofrecía. Lo tomó y exigió más,
convirtiéndose en un animal, al igual que ella, hasta llegar al más puro
salvajismo. Kihara expuso su cuello a la vez que sus colmillos buscaban el
suyo, y los dos a la vez penetraron la piel del otro.
Su
orgasmo llegó violentamente, llenándola, bombeando en su interior, en un
éxtasis interminable, hasta que se dio cuenta de que ella experimentaba su
propio clímax al mismo tiempo que él, mientras se aferraban el uno al otro por
su vida contra desgarradoras oleadas de pasión. Fue la unión más perfecta que
nunca había experimentado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario