domingo, 7 de julio de 2013

Lover Recalled - Capítulo 21


John se levantó de la silla sin soltarla y la puso en la cama con cuidado. Debía preguntarle a Vishous si Kihara estaba lo suficientemente recuperada como para hacerlo pero qué demonios, ella lo necesitaba y era lo normal después de pasar por la transición. Y era su mujer, su shellan, aunque no fuera oficial todavía. Ella se lo había pedido y John jamás le negaría algo que ella le había pedido. Con mucha ternura le secó las lágrimas y la besó suavemente, no queriendo asustarla.

- ¿JM?

John se detuvo en seco y la miró con preocupación.

- No soy de cristal. Te necesito a ti. A mi JM salvaje y apasionado.
- No te quiero hacer daño.
- No lo harás. Necesito recuperar la normalidad de mi vida.

Y con una pícara sonrisa añadió,

- … y creo recordar que el sexo salvaje, era parte de mi vida.

Kihara le sonrió mostrando sus colmillos y John no se pudo contener. Si su Kihara quería sexo salvaje, John estaba más que dispuesto a complacerla.

Con un patético gemido de alivio y gratitud, John la besó. La había echado tanto de menos que volver a tenerla en sus brazos parecía un sueño. Le besó en el cuello. Aun no podía morderla, pero pronto, muy pronto… Sintió que ella se movía, y luego su mano rozó la erección. Quedó inmóvil por la intensidad de volver a sentir las manos de Kihara sobre su piel, mientras un sonido grave salía de su pecho.

- Estate quieta nalla. Déjame complacerte.

Sorprendiéndolo con su fuerza, ella lo movió, empujándolo y colocándose encima de él, sujetando con fuerza sus muñecas y manteniéndolo quieto.

- Relájate. Déjame tomar el control a mí.

John la miró incrédulo y con jadeante expectación mientras ella presionaba sus labios contra los de él. Introdujo la lengua en su boca, penetrando, deslizándose dentro y fuera imitando los movimientos que pronto harían con otras partes de sus cuerpos.

Su cuerpo entero se puso rígido cuando Kihara bajó por su cuerpo. Le lamió el cuello. Le chupó los pezones. Restregó las uñas suavemente sobre su vientre. Le acarició las caderas con los dientes y John notaba como sus colmillos le rasgaban suavemente la piel. Estaba sudando y su corazón latía con fuerza, sabiendo a donde se dirigía la boca de Kihara. En cuanto sus labios lo rodearon, sintió que casi perdía el control. La tenía que detener o iba a tener un orgasmo mucho antes de lo que debía. Gimió fuertemente, a punto de explotar y con ello haciendo que Kihara se retirara, dándole suaves besos en los muslos, mientras el intentaba tranquilizarse. Sin darle mucho tiempo, de nuevo Kihara se lo introdujo en la boca. Sabía exactamente cuándo acelerar el ritmo y cuándo hacer una pausa. La combinación de su boca húmeda en el grueso glande y sus manos moviéndose arriba y abajo en el pene lo estaban llevando a una locura que apenas podía soportar. Lo llevó al borde una y otra vez hasta que se vio obligado a suplicar.

- Kihara. Nalla. Por favor…

Con una sonrisa pícara, Kihara lo miró y se movió, montándose a horcajadas sobre él. John miró al espacio entre sus cuerpos. Los muslos de ella estaban completamente abiertos sobre su miembro palpitante, y por poco pierde la cordura.

- Tómame -gimió-. Por favor.

Kihara se dejó caer, introduciendo su duro pene palpitante en su interior. Apretada, húmeda, caliente, lo envolvió por completo. Ella empezó a moverse a un ritmo lento y constante, y él no aguantó mucho. Había pasado demasiados días sin ella, sufriendo, y ahora que la tenía aquí, su cuerpo estaba tan sensible que la sola sensación de tenerla cerca, lo tenía al borde del clímax. Kihara apretaba sus músculos vaginales a su alrededor, y John perdió el control. Agarrándola fuertemente por la cintura embistió fuertemente hasta notar como Kihara se deshacía encima de él. Su placer lo arrastro a él a un orgasmo tan poderoso que parecía que lo hubieran desgarrado en dos; las descargas de energía crearon una onda de choque que llenó toda la habitación, estremeciendo el mobiliario y apagando la velas.

Kihara sonrió en la oscuridad al escuchar el sonido que hizo John mientras su cuerpo se estremecía bajo el de ella. La fuerza de su orgasmo la alcanzó también, y cayó sobre el jadeante pecho del macho mientras una segunda ronda de sus propias deliciosas oleadas la dejaban sin respiración. Después de unos minutos, le dio un beso suave en el hombro.

- Y ahora ¿me traes el beicon y el chocolate?


 

Kihara despertó más que saciada. JM no se había negado ni una sola vez a complacerla y le había traído cantidades absurdas de beicon y chocolate. El seguía dormido y ella se sentía bien, casi normal. Pero sabía que de normal ya tenía poco. Ahora era una vampira como John, como los hermanos. De todas formas, no importaba, ya que no le quedaba nadie que la echara de menos en el mundo “real”. Sus padres… se le partía el corazón al pensar en sus padres. Y aunque intento no llorar, pronto sus sollozos despertaron a JM que simplemente la abrazo y dejo que se desahogara, como si supiera en que estaba pensando. No los volvería a ver. Ni siquiera sabía que había pasado con sus cuerpos. Le tenía que preguntar a JM pero tenía el corazón encogido y no podía hablar.

- Nalla tranquilízate. Vístete que te quiero enseñar algo.

Kihara dudó. Aun no estaba segura de poder enfrentarse a los hermanos. Sabía que todos habían estado de visita en algún momento u otro pero como había estado inconsciente, no los había visto. Ahora, necesitaba digerir lo de sus padres antes de enfrentarse a esta nueva vida. Como siempre JM intuía lo que la preocupaba.

- No vas a ver a los demás hasta que estés lista ¿vale? Solo saldremos a la parte trasera de la mansión para que veas algo, ¿de acuerdo?

John guió a Kihara por la mansión hacia el pequeño cementerio. Sabía que todos los hermanos, Qhuinn y Blay y hasta Fritz estaban deseando verla, sobre todo Vishous, pero Kihara aún no estaba preparada. No decía nada pero sabía que estaba pensando en sus padres. Ese era un recuerdo doloroso que John le hubiese quitado con gusto, pero esperaba que el tenerlos cerca, mitigara un poco ese dolor. A la entrada del pequeño camposanto John la detuvo y le cogió las manos. Quería que estuviera preparada.

- Nalla, cuando desapareciste, fuimos a tu casa y allí encontramos a tus padres.
- Sí. Están muertos, los vi.

John asintió y la abrazó dándole un beso en la frente.

- Nos los trajimos aquí. Tus padres están enterrados aquí.
- ¿Qué? ¿Por... por qué?
- Ven, que te lo enseño.

Caminaron cerca de las tumbas de los primeros hermanos hasta llegar a las más recientes, que estaban cubiertas de flores.

- Oh dios mío JM. ¡Están aquí! ¿Pero por qué?

Kihara se arrodilló delante de las tumbas igual que hizo John aquel primer día. Se apartó un poco para dejar a Kihara intimidad. Después de un largo rato, Kihara se levantó, con el rostro empapado en lágrimas y buscándolo con la vista. Se acercó a él y lo besó.

- Gracias. Jamás hubiese pensado que los tendría tan cerca. Pensé que sus cuerpos se habrían perdido o…
- Eres parte de la familia. Wrath lo sabe tan bien como yo y dejo que organizáramos todo para cuando volvieras. Cuando estés preparada haremos una ceremonia.

John dudó, no estaba seguro si contarle a Kihara su relación con Vishous. Decidió que sería mejor que lo supiera todo.

- Bueno, también te digo que tus padres están aquí por derecho propio. Sobre todo tu madre.

Kihara lo miró sin entender.

- Hay algo que debes saber… ¿Estas preparada para ver a Vishous?

Kihara decidió que sí, que estaba preparada para ver a Vishous y a todos los demás. Tenía que volver a su vida cuanto antes, y ahora formaba parte de esta vida al lado de JM. Agarrando su mano con fuerza se dirigieron juntos a la sala de juegos. Kihara se emocionó al oír todos esos sonidos tan familiares. Cuanto los había echado de menos. Había una película puesta, probablemente alguna versión de Godzilla, la máquina de palomitas sonaba y el olor llenaba la estancia. Las bolas de la mesa de billar chocaban entre sí, y se escuchaban las típicas maldiciones que estos hermanos estaban acostumbrados a usar sin parar. Se sentía un poco nerviosa aunque sabía que no tenía por qué. Entraron en la sala y todo ruido ceso menos el estallido de las palomitas mientras se hacían.

Whoa… solo se sentía un pelín observada… era el centro de atención de nueve vampiros enormes, y eso intimidaba... un poquito.

Estaban todos esperando que ella diera el primer paso, hasta que Vishous abrió los brazos. Kihara miró a JM indecisa. Se hubiera tirado a sus brazos sin durar, pero sabía que eso le dolería a JM…

- Ve con el nalla.

Ehm… vale ¿qué estaba pasando aquí…? El JM de antes jamás le habría dicho eso.

Kihara lo miró extrañada y el asintió, dándole un pequeño empujón hacia Vishous. Dando unos pasos más, se sintió envuelta en el abrazo de Vishous. Nadie dijo nada durante largo rato, hasta que Qhuinn abrió su bocaza.

- Venga V, suéltala, que los demás también la hemos echado de menos.

Vishous le besó la mejilla.

- Bienvenida a casa Kihara.

Su voz estaba cargada de emoción pero no tuvo tiempo de pensarlo ya que pronto se vio envuelta en abrazo tras abrazo. De vez en cuando miraba a JM para asegurarse de que estaba bien, pero sorprendentemente no había ni una sombra de celos en su rostro, solo una gran sonrisa y mucha ternura. Cuando se aseguró de haber abrazado a todos, volvió con JM que le rodeo la cintura con los brazos. Vishous estaba cerca, ya que había estado hablando con JM.

- Bueno chicos ¿queréis hacer esto aquí o mejor en privado?

Kihara se agarraba fuertemente a JM mientras Vishous se lo contaba todo, y los hermanos escuchaban atentos. Se lo contó todo con detalle, como conoció a Amelia, como le había contado lo de la h en los nombres, como encontró los papeles en casa de sus padres… Kihara siempre se había preguntado por qué su nombre era tan original y ahora tenía la respuesta.

- Así que yo soy tu tátara…
- Sí. Pero yo te considero simplemente mi nieta. O mi hija. Si tú me lo permites.

Era enternecedor ver a este vampiro tan grandullón con esa perilla y esos tatuajes en la cara, preguntarle si le permitía considerarla su hija. Soltó a JM y le cogió las manos a Vishous.

- Será un honor para mí que me consideres tu hija.

Vishous la miró aliviado y orgulloso mientras Kihara mostraba una gran sonrisa.
 
- ¿Entonces qué? ¿Ahora te tengo que llamar papá?

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