Kihara no sabía cuánto tiempo
había estado inconsciente en total pero cada vez que había despertado, ese
vampiro tan guapo había estado a su lado, ofreciéndole su muñeca para que se
alimentara. Notaba que estaba cambiando por dentro, pero esta vez era mejor que
la última. Había dolor pero cada vez menos. Sus heridas y moratones se habían
curado solas y volvía a pensar con razonamiento, cosa que era un gran alivio.
Sabía que debía preocuparse por donde estaba, por donde estaba Tohrture, pero
se sentía tan segura y mimada que le daba igual. Mientras que no tuviera que
volver… Comprendía todo lo que le decía el vampiro, aunque no entendía alguna
de las cosas, ya que parecía que la conocía. Y ella estaba segura que de haber
conocido a un vampiro así, se hubiese acordado… sonrió para sí y notó un dolor
punzante en los dientes.
-¡Au!
Sorprendida, se tapó la boca.
¡Había recuperado su voz!
- ¿Kihara? ¿Qué ocurre, nalla?
Sin querer había despertado al
vampiro que la miraba preocupado. Se quitó las manos de la boca y señalo lo que
sospechaba eran unos colmillos como los que el tenia… La sonrisa que le dedico,
hizo que sintiera un cosquilleo en el estómago.
- ¡Por fín!
Kihara se quedó embobada
mirándole, sin dejar de sonreír. Si le gustaban sus colmillos, ella se los
mostraría gustosamente.
- ¿Cómo estás?
Se encogió de hombros, todavía
no se atrevía a hablar, aunque sentía mucha curiosidad y tenía miles de
preguntas. El vampiro extendió el brazo, pero esta vez no se cortó el mismo.
- Venga nalla, usa esos preciosos colmillos que tienes.
Kihara estaba preciosa, aún más
que antes si era posible. Todavía estaba un poco febril pero habían pasado tres
días y Vishous calculaba que lo peor había pasado. Necesitaría alimentarse una
o dos veces más y la transición habría concluido. Ya le habían salido los
colmillos al fin, pero no había recuperado la memoria. John ya se había hecho a
la idea y había decidido que no importaba, la volvería a conquistar, a
enamorar.
- ¿Qué pasa nalla? ¿No tienes hambre?
Kihara asintió.
- ¿Entonces qué? ¿No te atreves
a usar los dientes? No me dolerá lo prometo.
Kihara sonrió tímidamente y le
señaló el cuello. ¿Se quería alimentar de su cuello? Ese gesto le puso duro
instantáneamente. ¡Mierda! Era la primera erección que tenía desde la última
vez que estuvo con Kihara, antes del secuestro. Y si no se acordaba de él,
seguro que no se acordaría de su tamaño. Lo último que quería, era asustarla.
- Em… tú quieres… ¿alimentarte
de mí cuello?
Volvió a asentir. John pensó
como estaría ella más cómoda, sin que notara la evidencia de su excitación,
pero lo más cómodo sería que se sentara a horcajadas sobre él. Y en esa postura
lo notaría seguro. Miró alrededor de la habitación buscando otra manera cuando
ella jadeó. Demasiado tarde… Ya lo había visto.
Kihara abrió mucho los ojos.
Aunque todavía no estaba bien del todo, sabía lo que significaba eso. Su
vampiro la deseaba… y por el tamaño parecía que la deseaba mucho… Sin darle
otra opción, se sentó sobre él a horcajadas. Le encantaba esta postura ya que
podía abrazarlo mientras se alimentaba y sentir como sus brazos la envolvían,
como su corazón latía. Y ahora, como su erección palpitaba. Le gustaba, mucho.
Se acercó lentamente a su cuello e inhaló profundamente. El vampiro emanaba un
increíble y delicioso olor a especias oscuras. Quería lamerlo para saber si su
piel sabía tan bien como olía pero el vampiro estaba nervioso y eso hacía que
su sangre fluyera más rápido por sus venas, tentando a Kihara.
- Vamos nalla. Me estas matando.
Kihara soltó una risita coqueta
y puso sus colmillos sobre el lugar exacto donde debía morder. Como si fuera lo
más natural del mundo y la guiara su instinto.
Las memorias volvieron a ella de
golpe mientras se alimentaba.
*-*-*
- Hola, me llamo Kihara. Eh… tú eres John
Matthew ¿no? La miró sin decir nada, pero aun así con las gafas puestas, Kihara
sentía su mirada penetrante.
- Sé que me puedes escuchar, así que ¿me
dejas entrar, por favor? John negó con la cabeza mientras seguía mirándola
intensamente.
*-*-*
-
Bueno, sé que no me puedes responder porque no entiendo la lengua de signos,
pero ¿qué está pasando? John la miró divertido.
- ¿Y
por qué no te puedo responder?- Kihara se paró en seco al oír la voz profunda
de John Matthew.
-
¡Puedes hablar! Quiero decir… John sacudía la cabeza mientras se reía.
- No
deberías de creer todo lo que lees, Kihara.
*-*-*
- ¿Por
qué estoy aquí? Llévame a mi casa. ¡Ahora!
John
esquivaba los bollos, donuts y trozos de fruta lo mejor que podía, mientras la
dejaba desahogarse. Estaba asustada y ahora mismo lo odiaba.
-
¿Crees que mis padres no se darán cuenta? ¿O mis amigos? ¿O los profes del
insti? - Kihara para, suelta esa magda… Se agacho para esquivar la magdalena casera de Fritz y vio como cogía un plátano para lanzárselo. - …déjame explicártelo.
- ¡Y una mierda! ¡Llévame a mi casa ya!
*-*-*
John se
volvió hacia ella.
- JM
que... El sonrío tristemente. - ¿Sabes que eres la única que me llama así, pequeña?
- Ah... lo siento.
- No. No lo sientas. Me gusta, es como más personal, mas intimo. Es algo solo tuyo.
- Bueno, pues entonces siempre te llamare así. JM.
El se acercó a ella y le acaricio el pelo para seguidamente darle un beso en la frente.
- Adiós nalla.
- ¿Volveré a verte?
- Si, algún día. Pero no pasa nada, hasta entonces, no te vas a acordar de mí.
-¿Que? ¡No!, No puedes hacerme eso!
- Tengo
que hacerlo.
-
¿Porque? - la voz entrecortada de Kihara mostraba lo cerca que estaba del
llanto. John se acercó a ella y la besó suavemente.
- Algún
día volveré a buscarte, nalla, pero hasta entonces, cuídate mucho ¿vale?
*-*-*
-
¿Hola?
- Si,
perdone. Soy yo. Kihara, soy yo.
-
Encantado Kihara. Yo soy Wrath.
*-*-*
Kihara
abrió la puerta. Ante ella apareció la persona -vampiro- que tantas noches la
había mantenido despierta.
- ¡JM!
Kihara
se abalanzó sobre el y JM le devolvió el abrazo.
- Hola
– susurró Kihara.
JM le
sonrió.
- Hola
pequeña.
*-*-*
- Nada… Me he cortado con el papel, eso es todo. Voy a por una tirita.
- Espera.
JM le agarró la muñeca y acercó el dedo herido a sus labios. Apenas había dos gotas de sangre pero muy sensualmente JM lamió la sangre y succionando levemente, se metió el dedo en la boca. Gimió suavemente y los ojos se le habían oscurecido hasta parecer casi negros.
*-*-*
- Me
encanta ese maravilloso olor.
-Soy
yo. - Murmuró él contra su boca. - Es lo que pasa cuando un hombre se vincula.
No lo puedo evitar. Si me dejas continuar, estará por toda tu piel, en tu pelo.
También dentro de ti.
- Pues
no te pares. No te pares nunca.
*-*-*
Vishous
estaba de espaldas a la puerta, hablando por teléfono. En la misma puerta un
anti apuntaba a Vishous con un arma. Kihara se había levantado de su esquina.
Los segundos que siguieron, se le hicieron eternos. Con los brazos extendidos
hacia delante, Kihara corría hacia Vishous empujando con fuerza. Y en ese mismo
instante, sonó el disparo.
*-*-*
- Mira JM, si yo tengo que soportar que le chupes la sangre a una elegida mientras que a mí ni te me acercas en ese sentido, creo que tú deberías de ser capaz de aceptar que yo trabaje con Vishous. Además, ¿de verdad piensas que yo puedo ver a Vishous como algo más que un amigo? ¿Que podría estar con él, a pesar de todo lo que siento por ti? JM tuvo la decencia de quedarse callado.
- Si de verdad piensas eso de mí, no sé qué hacemos juntos.
Eso lo hizo reaccionar. La miró. Abrió la boca y la volvió a cerrar.
- Déjalo, no hace falta que digas nada. Me buscaré otra habitación por ahora ya que no puedo escapar de esta vida en la que me he metido por ti. Adiós John.
*-*-*
La
temperatura de la habitación bajo drásticamente y John entro sin llamar. Kihara
vio sus ojos negros y se preocupó.
- JM,
¿que...? John la besó apasionadamente mientras Blay salía de la habitación.
- Te
quiero. Volvió a besarla. - Eres mía.
Kihara
asintió brevemente antes de que JM la volviera a besar.
-
Cásate conmigo. Se mi Shellan.
Eso sí
que no se lo esperaba y lo miró sorprendida.
- Por
favor, Kihara. Te quiero. Sé que te hice daño pero...
- Claro
que seré tu Shellan...
*-*-*
- ¡Hola
mama!
- Mama
no está. Esa voz inhumana le heló los huesos. Los gritos de su madre la
asustaron aún más.
- Hija,
¡no vengas!
-
¡Mama! ¿Dónde está mi madre? ¿Qué han hecho con ella?
- No,
no. Aquí mando yo. Creo que deberías volver a casa. Mami y papi te necesitan.
No debiste meterte en nuestro mundo Kihara Dhinoris.
*-*-*
-
¡Mama! ¡Papa! ¿Dónde estáis? Recorrió la planta baja pero no encontró nada. Sin
embargo cuando llegó a la primera planta, el olor se hizo más intenso. Y cuando
Kihara entró al dormitorio de sus padres, vio que había llegado demasiado
tarde. La cama estaba saturada de sangre y los ojos sin vida de su padre, la
miraban directamente.
-
¡Noooo! No…no…no.
*-*-*
Kihara le lamio las heridas con
cuidado y se separó un poco de él. Necesitaba verle.
- ¿J…M?
John abrió los ojos de golpe.
Kihara no había recuperado ni su voz ni su memoria así que no podía haber dicho
lo que había oído. La miró y se le partió el corazón.
- Kihara mi amor. ¿Qué ocurre?
Las lágrimas caían por su
rostro sin parar, asustando a John.
- ¿Nalla?
- JM, me… me acuerdo de todo.
De ti, de la hermandad, de mis padres. De Tohrture.
John la abrazó fuertemente.
Sintió alivio de que se acordaba de él, y que le hubiera vuelto la voz, pero
daría la vida por poder quitarle el dolor que sentía ahora mismo.
- Viniste a por mí.
Una sonrisa trémula apareció en
sus labios.
- Sabía que vendrías. Me
salvaste.
- Siento todo…
Kihara lo calló con un dedo.
- Shhh... Viniste a por mí, eso
es lo que importa.
Le besó suavemente en los
labios.
- Te necesito JM. Necesito que
borres todos estos malos recuerdos. Necesito que me hagas el amor.
La erección que había disminuido
al verla llorar volvió con fuerza, rogando atención al escuchar esas palabras.
- ¿Estas segura nalla? Has pasado por tanto y…
- Estoy segura. Te quiero
nallum. Te he echado tanto de menos. Demuéstrame que esto es real y no un
sueño. Demuéstrame que estoy aquí contigo ahora. Y para siempre.
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