miércoles, 5 de junio de 2013

Lover Recalled - Capítulo 2


Dios, adoraba la vida. Adoraba la vida y a todos los de esta casa y a toda la gente de valía en todos los rincones del mundo. El destino no era fácil... pero ponía las cosas en su sitio.
Tarde o temprano, todo lo que tenía que venir era exactamente como se suponía que debía ser.”

Cerró el libro por… ¿decimocuarta vez? Kihara había perdido la cuenta de las veces que se había leído Amante mío, su libro preferido con diferencia, no lo era por la trama, si mucho menos, sino por el protagonista: John Matthew. Desde que se había leído el libro por primera vez, se hizo fan incondicional, después de la segunda, una fan algo obsesionada, pero cuando ya iba por la quinta dejó de ser una fan para convertirse en una loca desesperada por John. Pensaba en el a todas horas, en las escenas con Xhex e incluso se montaba unas nuevas en su cabeza, y alguna que otra vez se imaginaba que era alguien de verdad, que se podía encontrar por la calle un día cualquiera y que ella misma se convertiría en su Shellan, pero luego su mente racional le decía que eso era imposible. Seguro que Ward se lo había sacado todo de la cabeza, era imposible que existiera un hombre tan amable, simpático, dulce, cariñoso, atento pero a la vez posesivo, fiero, salvaje y algo chulo. Aunque cuando ya no le quedaban más escenas por imaginar, se inventaba que un chico muy parecido a él, interrumpía en su vida y le daba media vuelta poniéndolo todo patas arriba. Pero ya con la edad que tenía, debía darse cuenta de que esa clase de hombres no existen en el mundo real, todos son unos payasos, egocéntricos y orgullosos en el que demostrar la masculinidad es lo más importante. Y por si eso fuera poco, los que no lo eran ya estaban cogidos por unas afortunadas que no los soltaban ni por todo el oro del mundo.

Después de toda la reflexión en su cabeza, guardó el libro en la estantería junto con los otros de la hermandad de la daga negra y se metió en la cama, dispuesta a adentrarse en un mundo lleno de sus deseos y promesas que nunca se harían realidad: el mundo de los sueños

Al día siguiente…

La alarma estridente no dejaba de sonar mientras que todos los alumnos del instituto Walt Carter se dirigían hacia las puertas principales para alejarse del edificio. Siempre era lo mismo y Kihara puso los ojos en blanco cuando su amiga Lucia parecía asustada de verdad. 

- Venga Luci, que no pasa nada. Es el simulacro de siempre, deberías de estar acostumbrada. 
- Ya Kihara, pero, ¿y si hay un fuego de verdad y pensamos que solo es un simulacro? 


Kihara puso los ojos en blanco e ignorando a los chicos inmaduros de la clase, Lucia y ella se sentaron en uno de los bancos que había fuera del instituto. Lucia quería ver la puerta y el edificio entero, por lo que Kihara no tenía más remedio que seguirla y sentarse con ella.


- Bueno, ¿el 18 de noviembre vas a venir conmigo a la tienda de libros? 
- ¡Pero si estamos en Mayo! ¿Qué pasa ese día que ya lo tengas planeado? 
- ¡Ay tonta! ¿Pues qué va a ser? ¡Que sale Lover Unleashed en español! 
- ¿Ya estas otra vez con los vampiros esos? Chica, ¡lo tuyo es obsesión! 


Kihara le saco la lengua a su amiga. 


- ¡Es que son tan increíbles! Son guerreros varoniles y luchadores, ¡pero a la misma vez son tan románticos! Venga ya, si a ti también te gustan. ¿Te imaginas tener a un Vishous o un Zsadist para ti solita? 
- Para que quiero yo tener a un vamp… 

Un silencio sepulcral las hizo mirar a su alrededor. Algo tenía que estar pasando, porque nadie se quedaba callado durante los simulacros de incendios. Nunca. Kihara miró a su alrededor pero no vio nada. 


- Que estará… 
- ¡SSShhhh! 


Kihara miró a Lucia extrañada. Su amiga nunca la mandaba a callar. Abrió la boca para preguntarle, pero de pronto sonó un ruido que no supo identificar. Parecían pasos militares, como muchas botas tipo ‘Shitkicker’ andando a la vez… Qué raro, todo el mundo estaba como a la espera… de algo. Volvió a mirar a su alrededor y entonces los vio. Kihara se quedo mirando un momento. Eran cinco, no, seis hombres impresionantes. Vestidos todos de negro ¿eso era cuero?, botas Shitkicker, gafas de sol y lo que parecían armas guardadas estratégicamente, casi parecían salidos de uno de sus libros. 

Iban andando haciendo una formación de V inversa, y el que iba al frente llevaba una perilla muy bien recortada y unos tatuajes alrededor del ojo derecho. Vaya, era sorprendentemente parecido a Vishous, uno de los personajes de sus libros favoritos. Kihara miró a los demás hombres que iban con él y debía estar volviéndose loca porque juraría que estaban casi todos los personajes de la hermandad. Los dos que iban detrás de ‘V’ tenían que ser Rhage y Butch, uno llevaba una gorra de los Red Sox y el otro era rubio e increíblemente guapo. Los tres que cerraban la fila no podían ser otros más que Qhuinn, John y Blaylock. Inmediatamente sus ojos se posaron sobre John Matthew, parecía el más alto de los 6 y tenía una seguridad y arrogancia al andar que lo hacían muy atractivo. 


- Lucia, ¿los estás viendo? 


El susurro de Kihara no tuvo respuesta ya que Lucía estaba mirando a los ‘Hermanos’ con una expresión de miedo en la cara. 

- Lucia, ¿los estás viendo?- repitió

El susurro llego a oídos de todos los hermanos, que se sorprendieron al oír a una humana hablando. Todos los demás humanos se habían quedado mudos de la impresión. Literalmente. 

- Lucia ¡son ellos! ¡Son los de la Hermandad de la Daga Negra! 


Butch soltó un gruñido y puso los ojos en blanco, mientras Rhage y V intentaban aguantar la risa. La chica que estuviera hablando, obviamente había leído los libros y los había reconocido, pero V ya mandaría a uno de los chicos a que se encargaran de ella más tarde. Ahora mismo tenía que concentrarse en encontrar el director de este instituto. 

- John, os quiero a los tres vigilando esta puerta. Rhage y Butch entran conmigo y se encargaran de cerrar cualquier otra entrada que haya al edificio. No quiero que salga o entre nadie mientras que estemos dentro ¿de acuerdo? 

Todos asintieron y John se coloco en la entrada con Qhuinn y Blay cada uno en un lado. 

John miró a su alrededor, pero estaba todo tranquilo. La gente había salido de su trance momentáneo y ahora susurraban entre ellos. Notaba las miradas curiosidad y de terror, pero ya no le afectaba. Los libros que había sacado la autora J.R. Ward, los había perjudicado de alguna manera, pero la gente no solía reconocerlos. Claro que casi nunca salían así en grupo, listos para la lucha, a plena luz del día… Qhuinn y Blay estaban decididos a no mirarse, así que John se centró en el susurro de una persona en particular. 


- ¿Ves? El pelirrojo es Blaylock, el alto y guapo del centro tiene que ser John Matthew, y por eliminación el otro tiene que ser Qhuinn. ¿Tendrá los ojos de distintos colores? 


John sonrió al oír el cumplido, mientras Qhuinn soltaba un bufido. La amiga no respondía, pero la chica seguía susurrando. 

- ¿Que tendrán que hacer aquí los de la hermandad? Sabes que, quédate aquí, que voy a ver. 

Los tres se pusieron tensos y más alerta al ver que se acercaba una chica a ellos con paso decidido. 
Mía. El pensamiento se paso por la cabeza de John tan fugazmente que casi pensó que lo había imaginado. Una chica morena y alta, se detuvo delante de ellos. 

-Chicos, ¿me dejáis pasar? 

John sonrió. La chica tenía valor, eso había que reconocerlo. 

Curiosamente Kihara no sentía miedo cuando se detuvo delante de los tres chicos. Bueno, hombres, porque estos de chicos no tenían nada. Dio gracias mentalmente por su altura, ya que hoy era una de las pocas veces que no tenía que bajar la mirada para hablar con alguien. Más bien al contrario. 


- ¿Estáis sordos o qué? Necesito entrar. 

El que debía ser Qhuinn se puso delante de ella con una sonrisa seductora. 
- Ahora mismo no se puede preciosa, pero si me dices que necesitas, quizás yo te pueda ayudar. 

El gruñido casi animal que sonó detrás de él lo hizo ponerse serio. Se dio la vuelta para mirar a John Matthew y asintió. Ese sonido no podía haber salido de John ¿no?, ¿O quizás si? 

Kihara decidió acercarse a él para intentar que la dejara entrar. 

- Hola, me llamo Kihara. Eh… tú eres John Matthew ¿no? 


La miró sin decir nada, pero aun así con las gafas puestas, Kihara sentía su mirada penetrante. 


- Se que me puedes escuchar, así que ¿me dejas entrar, por favor? 
John negó con la cabeza mientras seguía mirándola intensamente. 


Miró a los otros dos hombres. 

- ¿Qhuinn? ¿Blaylock? 


Los dos sonrieron pero negaron con la cabeza. ¿Qué pasaba que ninguno abría la boca? Colmillos. No querían que ella viera los colmillos. ¿Pero que estaba diciendo? Los vampiros solo existían en los libros. No se había fijado cuando Qhuinn le había hablado, pero tenía que ser otra cosa. Los miró a los tres y decidió usar sus armas de mujer, por si servían de algo. Mordiéndose el labio inferior se acercó a John con lo que esperaba que fuera una mirada seductora.

- Anda porfa, déjame entrar. 

Nada, ni una reacción. Se acercó más a él y su olor la envolvió. Era el mejor olor que había olido jamás, y deseo preguntarle que colonia usaba, aunque dudaba que ese olor fuera artificial, ya que parecía emanar de él. Se acercó un poco más y casi se puso de puntillas para susurrarle al oído. 

- Necesito ir al baño. ¿Me acompañas? 

La tensión que se apodero de John era casi imperceptible, pero Kihara supo que su engaño había funcionado. 
Con una sonrisa triunfal se separó un poco y pudo deslumbrar un notable bulto en sus pantalones de cuero, que él discretamente intento disimular. Sorprendida por que una chica tan insignificante como ella pudiera provocar tal reacción en él, Kihara entró en el edificio con John Matthew pisándole los talones. 

V apretó un poco más el cuello del director Stan Edwards. Lo habían encontrado en su oficina, hablando por teléfono y dando instrucciones de secuestrar a una humana para hacer más experimentos. 

- Si no me dices a donde pensáis llevarla, te mataré ¿ok? 


Stan tuvo el descaro de sonreír y V tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para no estrangularlo en ese momento. Debería llevarlo a la mansión de la hermandad para interrogarlo allí, pero estaba haciendo tiempo mientras que Rhage y Butch buscaban algo en la oficina que le pudiera incriminar. El ordenador se lo llevarían también para que V pudiera mirarlo todo detenidamente, con la esperanza de encontrar algo que les ayudara a terminar con estos criminales de una vez por toda. 

- Tengo algo. 

Rhage había estado mirando los archivos de los alumnos, y tenía algunos en la mano. 

- Háblame hermano. 
- Hay algunos archivos que están marcados con una estrella roja. 

V no desviaba su mirada de la de Stan, pero el cabron seguía con la sonrisa en la cara y no reflejaba ninguna emoción. 

- ¿Tienen algo en común? 
- Nada obvio, simplemente son chicos de instituto. 
Mariah González, Christian Limah, Kihara Dhinoris, y algunos más. Clases diferentes, así que no creo que sean amigos, pero habría que investigar. 

V levanto al cabron y lo lanzo sobre el escritorio. Con el peso, este cedió y Stan termino por los suelos antes de que V se abalanzara de nuevo sobre él. 

- ¿Qué quieres con estos niños, Stan? 

Kihara escucho el golpe sordo y giro para ir en esa dirección, pero John Matthew la detuvo cogiéndola del brazo y señalando el lavabo más cercano. Dudando un instante, decidió hacerle caso y John soltó su brazo demasiado pronto. 


- Bueno, sé que no me puedes responder porque no entiendo la lengua de signos, pero ¿qué está pasando? 


John la miró divertido. 

- ¿Y por qué no te puedo responder? 

Kihara se paró en seco al oír la voz profunda de John Matthew.

- ¡Puedes hablar! Quiero decir… 

John sacudía la cabeza mientras se reía. 

- No deberías de creer todo lo que lees, Kihara. 

Escuchar su nombre de boca de John le causó escalofríos, pero decidió ignorarlos. Tenía demasiada curiosidad por estos personajes que literalmente parecían sacados de un libro. 


- Bueno, ya que no eres mudo y puedes hablar perfectamente, respóndeme. ¿Qué es lo que pasa? 
- Nada que te incumba, pequeña. 


Kihara soltó una carcajada. 

- Nadie me ha llamado nunca pequeña. Nunca. 
- Es que para mí lo eres. 


Kihara se sonrojo cuando John Matthew le guiñó un ojo y miró hacia el pasillo donde había escuchado el ruido. 


- Realmente no tienes que ir al baño ¿verdad? 
- Em… Pues no. 


John se acercó a ella lentamente haciéndola retroceder hacia la pared. Poniéndole un dedo debajo de la barbilla, inclino su cabeza para mirarla a los ojos. Al tenerlo tan cerca, su olor, que parecía intensificarse por momentos, la estaba mareando. Lo miró a los ojos y parecía irreal, eran tan azules que casi parecían transparentes. Lentamente, muy lentamente. John acercó su boca a la de Kihara y le dio un beso suave en los labios. 

¡Mía! De nuevo el pensamiento lo asalto con fuerza, haciendo que separara sus labios de la dulce boca que estaba besando. John la miró a los ojos y en ese momento lo supo. Kihara volvería con él a la mansión. No sabía cómo ni porque, pero tenía que tenerla y lucharía hasta con el mismo Rey Wrath, para conseguirlo.


- No tenias porque mentirme, leelan. Si querías estar a solas conmigo solo tenias que pedírmelo. 

Kihara arqueo una ceja y lo empujó. 

- Que te lo has creído, chaval. 

John sonrió de nuevo. Era curioso, pero la chica no le tenía miedo, el lo olería si así fuera. Su deseo por ella se estaba intensificando por momentos así que tenía que encontrar la manera de llevarla a su habitación de la mansión, sin que nadie lo viera. 
Lo malo era, ¿Cómo convencía a Kihara de que se fuera con él? 

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